LA MINORÍA EXCEPCIONAL - 'LA PROFESORA DE HISTORIA', de Marie-Castille Mention-Schaar

La profesora de Historia (2014) de Marie-Castille Mention-SchaarLA PROFESORA DE HISTORIA – Les héritiers (2014) de Marie-Castille Mention-Schaar

Sucede a veces, no con demasiada frecuencia, que algo te conmueve sutilmente, sin grandes aspavientos, sin sentimentalismos de microondas. Llega una película que tiene todos los ingredientes para sumarse al montón, otra más en una larga lista de historias de adolescentes conflictivos y profesores inspiradores, y te sorprende, te sorprendes, porque no es como todas, no es como ninguna, es una excepción. La profesora de Historia se une así a obras como La clase o Profesor Lazhar, que abordan los conflictos entre adolescencia y sistema educativo, y le añade el tema del Holocausto, que no por manido deja de ser un eficiente ejemplo de barbarie humana y necesidad de lucha por la igualdad y la libertad.

La profesora de Historia (2014) de Marie-Castille Mention-SchaarLa película de Marie-Castille Mention-Schaar aborda, sin sobrecargar, temas como la religión, la raza, la adolescencia y la educación, y en todos los campos sale victoriosa, sin duda por su habilidad para dar cohesión a la historia y por la naturalidad de todos los actores implicados. Encabeza el reparto Ariane Ascaride, que da vida a la susodicha profesora del título, una actriz maravillosa ganadora de un César en 1998 por Marius y Jeannette. Su retrato de la educadora vocacional e inspiradora resulta grandioso precisamente por su falta de grandilocuencia, con una actuación medida y orgánica. Y los mismo puede decirse de los estudiantes, un grupo de actores desconocidos, dotados de una frescura contagiosa, que parecen no percatarse siquiera de que una cámara los esté filmando. Uno de ellos, el talentoso Ahmed Dramé, fue nominado al César por su papel y parece destinado a ser el relevo natural de Omar Sy.

La profesora de Historia no difiere de otras películas de temática similar en fondo o moraleja, pero su expresión formal y su autenticidad la convierten, como he dicho antes, en una excepción, una rara avis en un panorama cinematográfico que suele tender a nutrirse de lugares comunes, más si cabe en el cine de adolescentes. Aquí las ideas se exponen con claridad y la emoción fluye sin necesidad de forzarla. Es un cine que se agradece y disfruta, que conlleva una reflexión honesta sobre la discriminación racial y religiosa y el modo en el que nos relacionamos con el mundo. Una pequeña joya que merece nuestra atención y profunda admiración.

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