SAY MY (NICK)NAME – ‘CÓMO VENDER DROGAS ONLINE (A TODA PASTILLA)’

CÓMO VENDER DROGAS ONLINE (A TODA PASTILLA) / HOW TO SELL DRUGS ONLINE (FAST) - 3ª TEMPORADA

Que sea un cliché redomado relacionar películas o series totalmente diferentes entre sí únicamente por una coincidencia temática no quita que, en este caso, la comparación con una de las más grandes de todos los tiempos, por muchas distancias que haya que salvar, resulte totalmente pertinente. Sobre todo a juzgar por las evidentes referencias de los creadores hacia la misma.

A los que aún no hayáis acercado a esta divertida comedia, os la describiré, sin pelos en la lengua, como una suerte de híbrido entre Breaking bad y La red social en formato de comedia adolescente en la era de la Generación Z. Pero mientras que las similitudes argumentales y temáticas con la película de Fincher (y Sorkin) se dejan notar en momentos muy puntuales (a la par que da sentido a un tratamiento visual con una habitual superposición de pantallas de ordenador y móvil sobre la imagen real), el particular viaje del (anti)héroe de Moritz Zimmermann cada vez tiene más tintes de mini Heisenberg.

A los que sí habéis visto la serie y hayáis accedido a este artículo con el objetivo de cotejar las sensaciones que os ha dejado la 3ª temporada y/o simplemente para buscar o elaborar vuestras particulares teorías ya os debo una explicación más trabajada de lo que vengo de afirmar en el párrafo anterior. A lo largo de estos seis episodios vemos cruzar cada vez más límites a M1000, identidad virtual del (inesperado) capo de la droga de la deep web: desde traiciones interesadas a sus amigos y socios, planes maestros que se llevan a cabo sin aparentes fisuras e incluso la frontera de dudar hasta el último momento en apretar el gatillo.

Sí, Moritz Zimmermann es un tipo muy inteligente, pero no tanto como Walter White. Y sobre todo, no está tan "tocado por un ángel" como este último a la hora de salir airoso de los repetidos intentos de sus rivales por eliminarlo y de conseguir que sus allegados no sospechen ni lo más mínimo de su obra. Precisamente la ausencia de lo segundo sirve para cubrir la carencia de los primero. Las sucesivas revelaciones que el CEO de MyDrugs y sus socios se ven forzados a realizar acaban, de un modo u otro, salvándoles el pellejo y/o la papeleta en los momentos límites. O dicho de otro modo: sin saberlo ni quererlo, le han estado rezado a sus futuros Deus ex machina.

En cuanto a los demás personajes del elenco, si bien el agravamiento de la enfermedad de Lenny sirvió de MacGuffin tanto de cara al espectador como para los planes reales del protagonista, sin duda la que ha ganado en relevancia, asumiendo un rol más activo (incluyendo una función clave en el mecanismo metanarrativo con el que se nos presenta la serie) es Lisa, amortizada ya su condición de catalizador de la historia y de objeto de deseo de Moritz. Pero también se debe destacar la mayor presencia de Fritzi, que le ha dado un necesario contrapunto cómico al relato, cuando el drama y el thriller lo empezaban a devorar casi del todo.

La habitual incertidumbre a la que nos tiene acostumbrados Netflix a causa de demorarse en anunciar las renovaciones o cancelaciones nos arroja a un final aparentemente abierto y con un hueco más que obvio para el desarrollo de una cuarta temporada, cuyo tronco argumental se intuye claro y cristalino. ¿Resistirá esta original comedia alemana el añadir ingredientes de Prison break a su particular ecuación? No me quiero atrever a responder, pero prefiero poder verlo para comprobarlo.

Ficha técnica

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