EL AZAR, DOS VECES - 'AHORA SÍ, ANTES NO', de Hong Sang-Soo

Ahora sí, antes no (2015) de Hong Sang-SooAHORA SÍ, ANTES NO – Ji-geum-eun-mat-go-geu-ddae-neun-teul-li-dade / Right now, wrong then (2015) de Hong Sang-Soo

Hay un cierto encanto reconfortante en la sencillez de las pequeñas cosas, y no sólo porque nos resultan fáciles de entender y asimilar, sino porque sospechamos que bajo su simplicidad se ocultan verdaderas fuerzas de cambio. Hay gestos que pueden variar el rumbo de una conversación y conversaciones que pueden dar sentido a una vida. Ahora sí, antes no nos cuenta la historia de un director de cine y una joven pintora que se conocen por azar, y nos ofrece dos versiones de ese encuentro en las que apenas hay mínimas variaciones que, sin embargo, desembocan en desenlaces diametralmente opuestos.

Ahora sí, antes no (2015) de Hong Sang-SooHong Sang-soo juega a ser un cruce entre el Richard Linklater de Antes del amanecer y el Abbas Kiarostami de Copia certificada, pero lo hace siguiendo sus propias reglas, las mismas que ha mantenido invariables desde el comienzo de su filmografía. Todo se nos presenta bajo una capa de cotidianeidad, una huida de todo artificio, y los recursos estilísticos no tienen cabida más allá de un zoom conscientemente inoportuno y fastidioso. Incluso argumentalmente la historia toma una deriva naturalista que se aleja de la impostura y permite que los personajes se recreen y se explayen, que cobren vida en pantalla, incluso si eso implica que, en ocasiones, resulten aburridos, o patéticos, o desagradables. Es un ejercicio de honestidad, para lo bueno y para lo malo.

Ahora sí, antes no (2015) de Hong Sang-SooY es esa misma honestidad la que se presenta como elemento clave para descifrar las diferencias entre las dos versiones de la historia. En una, el hombre (Jeong Jae-Yeong) trata de seducir a la mujer (Kim Min-Hee) mediante engaños y artimañas, presentándose como una versión idealizada de sí mismo que más tarde se verá desmontada. En la segunda parte, en cambio, el hombre adopta una actitud más sincera, provocando el rechazo de la mujer primero y su aceptación después. En cierto sentido, Sang-Soo nos lanza un mensaje metacinematográfico que puede ser interpretado de varias maneras, aunque el más evidente es que los directores de cine actuales se comportan como prestidigitadores envueltos en cortinas de humo en vez de como exploradores de la vida. Y es más fácil desmontar un truco de magia que explicar el comportamiento humano.

Pese a todo, y sin intención de añadir un tinte negativo a una obra que considero llena de sabiduría y buenas intenciones (y justa ganadora en los festivales de Locarno y Gijón), tengo que añadir que no es una película que me deje un poso profundo. Entiendo sus propósitos, los aplaudo y comparto, pero su frialdad plástica y emocional me impide sentir una identificación plena con la historia y los personajes. Es lo que tiene la honestidad absoluta y el compromiso con la verdad: tiene un gran mérito representar la vida tal cual es, pero la vida a menudo es terriblemente aburrida.

En cualquier caso, merece la pena que el espectador descubra por sí mismo el universo de Sang-Soo en esta alegoría sobre la las pequeñas cosas, que son las que encierran la verdad y conforman la vida. Una estimulante obra para pensar y ser pensada.

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