EL SUPERANTIHÉROE (O POR LA BOCA MUERE EL PEZ) – 'DEADPOOL', de Tim Miller

Deadpool (2016) de Tim MillerDEADPOOL (2016) de Tim Miller

Deadpool lleva al cine de superhéroes la figura del antihéroe, y lo hace con un personaje canalla, bocazas, pagado de sí mismo, como un Tony Stark pasado de rosca, el clásico tipo con el que podrías tomarte unas cañas pero al que nunca invitarías a tu boda. Un idiota de manual, vamos, un listillo que ríe sus propias gracias, como esos twitteros que cada 140 caracteres tienen que demostrar que son el colmo del ingenio, el no va más del descacharre. ¿Le funciona a Marvel la jugada? Sí y no. Deadpool es tan imperfecta como su protagonista. Funciona bien como comedia, con un humor grueso y autorreferencial (a veces metarreferencial) casi siempre eficaz, a ratitos brillante, pero como película de superhéroes resulta perezosa y trillada, muy poquita cosa.

Deadpool (2016) de Tim MillerAntes de nada he de confesar que casi todas las películas de Marvel me aburren en mayor o menor medida. Y no lo digo con prisma de crítico sibarita, sino como espectador llano dispuesto a aparcar prejuicios y entregarse al más puro cine palomitero. Pero es que ni con esas. Os podéis imaginar, pues, mis sentimientos hacia Los Vengadores, el "¿No quieres caldo? ¡Pues toma dos tazas!" hecho película. Pero veo Deadpool y mira, sí, puedo soportarla, me río a ratos, me divierte, y lo mejor de todo es que sé que no voy a presenciar cómo un superhombre salva al mundo de las garras de un malvado supervillano, sino a un tontolaba salvando su propio pellejo (y el de su novia, claro, porque el "chico salva a chica" es una constante que no puede faltar).

El punto fuerte de la historia está en su protagonista, ese bocachancla insoportable por el que es fácil sentir cierta simpatía (cualquiera lo diría), más allá de las secuencias de acción. Y si vas a verla con la correcta predisposición, es decir, la de reír cualquier gracia como si te dieran una medalla por ello, es posible que salgas del cine aplaudiendo con las orejas. ¿Os he contado alguna vez aquel día que vi Match point en una sala llena de gente que se tronchaba de risa única y exclusivamente porque la película estaba dirigida por Woody Allen? Pues eso, que aquí el que no se ríe es porque no quiere.

Deadpool (2016) de Tim MillerRyan Reynolds, un actor por el que hace unos años casi nadie daba un duro más allá del típico cachitas con tirón entre adolescentes, se entrega al papel con convicción irreverente y deja ver un innegable talento cómico. No desaprovecha las líneas que le regalan los guionistas Rhett Reese y Paul Wernick (que se describen a sí mismos como "los verdaderos héroes de la película" en los títulos de crédito), diseñadas para ser rememoradas y reproducidas frente a una lata de cerveza y una pizza descongelada por millones de jóvenes en todo el mundo. El problema es que Reese y Wernick han pasado tanto tiempo ideando gracietas y recopilando tacos que se les ha olvidado contar una historia, pero a quién le importa siempre y cuando Deadpool diga más palabras malsonantes que Reverte en un día de resaca.

Una película cuyo mayor acierto es ridiculizarse a sí misma y al universo al que pertenece. Así podría resumirse. Hay mil seiscientas noventa y cuatro gracias en toda la película, de las cuales algunas funcionan bastante bien. Ah, y quédate hasta el final de los créditos si no quieres perderte la milésima sexcentésima nonagésima quinta, no vaya a ser que te retiren el pin de fan de Marvel.

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