EL IMPERIO DEL CROMA, SIN CONCESIONES – ‘KUNG FURY’, de David Sandberg

Kung Fury (2015) de David SandbergKUNG FURY (2015) de David Sandberg

Los ochenta habrían sido la década ideal para haberse marcado un ejercicio fílmico de la talla de Boyhood. La década de la contrarrevolución, en todos los aspectos: Reagan a un lado del Atlántico, Thatcher a otro, la generación dorada del cine de autor hollywoodiense sepultada tras el fracaso comercial de La puerta del cielo de Cimino, la revolución sexual y de colorines de la movida española disimulando los convulsos años de plomo de la temprana Transición, etc. Pero también los años en los cuales la cultura popular adquirió más fuerza y como tal no hay tributo y homenaje que se le resista: llegaron los videoclips, los videojuegos, la era dorada del cine de acción, las influencias de los (sub)géneros de allende de los mares… la cultura popular devoraba a la llamada “alta cultura” en las industrias creativas (una línea que las siguientes décadas se encargaron de difuminar con determinación).

Kung Fury (2015) de David SandbergSolamente en este contexto se entiende semejante empeño del cineasta David Sandberg, un auténtico hombre-orquesta fílmico: productor, guionista, director y protagonista, y de seguro implicado en otros aspectos cruciales del film como los efectos visuales, el montaje o la edición. Un proyecto marciano no, lo siguiente, nacido única y exclusivamente gracias a esa maravilla del s. XXI a la que llamamos crowdfunding, suficiente para un mediometraje autoconclusivo y autónomo pero no para un largo, que sin embargo, ante el éxito (más de 16 millones de visitas en YouTube y subiendo, selección para la Quincena de Realizadores de Cannes –casi nada- y apadrinamiento/cameo de un icono tan trash y ochentero como David Hasselhoff), podría ser una realidad más pronto que tarde.

Kung Fury (2015) de David SandbergLa clave de tan inesperado bombazo radica en algo tan simple como el amor y el respeto máximo por un tono, una estética y unos códigos, entremezclados con toda la osadía y descaro del mundo, de un hipertexto, qué digo, una subcultura que ha hecho de los excesos y de la ausencia de concesiones, de la insumisión a los cánones de “lo bello” y “lo bien hecho”, sus señas de identidad. Todo ello elevado unas cuantas velocidades hasta un extremo que, cumpliendo su vocación puramente referencial, de tributo y homenaje evidente, conecta con un amplio sector del público, no sólo de los nacidos y crecidos en los ochenta, sino también de las generaciones posteriores que, carentes de grandes referentes de “su” tiempo, han sabido recoger y apreciar lo mejor de las tradiciones que los precedieron.

Kung-fu, nazis, viajes en el tiempo, vikingos, robots, dinosaurios, realidad virtual, videojuegos de arcade… todo entra en la batidora y se entremezcla para el mayor regocijo de los paladares amantes de los clásicos de acción y de todas sus derivas en las serie B y sucesivas. Y más que hubiese entrado si el largo se hubiese completado. El ritmo es frenético y no hay momento del metraje que nos de respiro, ya sea con escenas de acción, con hilarantes chascarrillos tan identitarios de la acción clásica, con referencias textuales por un tubo, o con todo junto, ya que nos ponemos. No importa la cutrez, el extremo frikismo, el canto al absurdo y a la hipérbole, sino el disfrute de un tipo de artesanía fílmica y audiovisual que amamos en lo más profundo de nuestro ser, pese a que nuestro lado más gafapastoso nos ha querido convencer de lo contrario en algún momento u otro de nuestra juventud (o vida adulta), pero que cada vez nos cuesta menos reconocer en público y en voz alta: ¡viva el croma! ¡Vivan los clásicos de acción! ¡Viva la serie B (y siguientes)! ¡Vivan los ochenta!

Ficha técnica

2 comentarios en «EL IMPERIO DEL CROMA, SIN CONCESIONES – ‘KUNG FURY’, de David Sandberg»

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