UNA CARTA DE AMOR A LA LIBERTAD – 'SELMA', de Ava DuVernay

Selma (2014) de Ava DuVernaySELMA (2014) de Ava DuVernay

Un hombre, Martin Luther King Jr., como representante de un movimiento. Un pueblecito de Alabama como símbolo de un país. Selma nos ofrece un retrato honesto e inspirador sobre la lucha por los derechos civiles y, especialmente, el derecho al voto en los Estados más conservadores y rancios (entendido como antiguo y a la gente apegada a ello) de EE.UU. La película no escatima en emotividad pero esquiva el sentimentalismo, convirtiéndose en un relato poderoso sobre la Democracia y la lucha de todos los hombres y mujeres por su libertad.

La directora Ava DuVernay, que al gran público se nos aparece como de la nada a pesar de contar con un documental y dos largometrajes de ficción a sus espaldas previos a Selma, demuestra una precisión narrativa y una entrega total a la historia que aborda. La suya no es una oda a la figura de Martin Luther King Jr., a quien, lejos de santificar, representa como un hombre de carne y hueso, dubitativo, sacrificado y estratega. Su evidente admiración por el Doctor King no nubla la honestidad en el relato, acercando al personaje más a un hombre heroico que a un líder divino.

Selma (2014) de Ava DuVernayTras el revuelo en los Oscar (#OscarSoWhite), es inevitable plantearse algunas preguntas: ¿existe racismo en la mayor institución cinematográfica del mundo? ¿Merecía Selma más reconocimiento que sus dos nominaciones, a Mejor Película y Canción (con victoria para la última)? Y la que considero más importante: ¿son necesarios los premios para hacer de esta película una obra importante? Cabe empezar recordando que los Oscar son unos galardones que conceden un puñado de carcamales blancos. Dicho esto, Selma, con su indudable valor cinematográfico, tranquilamente podría haber rascado alguna otra nominación (para su directora o para el actor David Oyelowo), pero su ausencia no alcanza la categoría de disparate. Los premios, y esto es una evidencia, no determinan la importancia de una película, y obras como El gran hotel Budapest, con todo su encanto y sus cuatro Oscar, no será de visión obligatoria en los centros educativos de los Estados Unidos como, sin duda, lo será Selma.

La lucha no es cosa de uno. Son todos los hombres y mujeres que defienden su libertad con todos los medios a su alcance. Es un homenaje a la democracia, una real, en la que todos los ciudadanos puedan gozar de las mismas oportunidades sin importar el color de su piel o su condición social. ¿Y qué si no tiene diez Oscars? Selma es lo más parecido a una carta de amor a los ciudadanos del mundo que luchan contra la injusticia, y eso vale más que el oro de todos los Oscars fundidos.

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