COLGAR EL UNIFORME Y SEGUIR CON LA VIDA – ‘LA CONSPIRACIÓN DEL SILENCIO’, de Giulio Ricciarelli
LA CONSPIRACIÓN DEL SILENCIO – Im Labyrinth des Schweigens (2014) de Giulio Ricciarelli
Los atroces crímenes del nazismo son hoy conocidos por todo el mundo y a nadie, salvo a cuatro idiotas, que los hay, se le ocurre negar la existencia de ese episodio oscuro de la Historia que es el Holocausto. Sin embargo, esto no siempre fue así. Hubo una generación, la inmediatamente posterior a la Alemania nazi, que creció en una calculada ignorancia, promovida sin duda por aquellos que en su día hicieron la vista gorda a lo que estaba sucediendo y prefirieron morir en silencio antes que vivir con la culpa.
La conspiración del silencio cuenta la historia del joven fiscal alemán que en 1963 consiguió presentar cargos penales contra algunos de los dirigentes nazis responsables de las atrocidades de Auschwitz. No todo el mundo era favorable a que se celebrara el conocido como Juicio de Frankfurt, pues desenterrar viejos fantasmas significaría admitir la participación activa o pasiva de (casi) toda una generación de alemanes y soldados que "sólo cumplían órdenes". El juicio duró veinte largos meses, tras los cuales la mayoría de implicados fueron condenados a prisión. Una victoria relativa teniendo en cuenta que muchos de los acusados cumplieron penas de cárcel diríase que ridículas. Karl Höcker, por ejemplo, fue hallado culpable de instigar y colaborar en la muerte de más de mil personas, pero el tribual lo condenó a unos míseros siete años de prisión, de los cuales cumplió cinco. Otros, como el doctor Josef Mengele, conocido por sus crueles experimentos con humanos en el Bloque 10 de Auschwitz, no pudieron ser capturados ni, por tanto, sentenciados. Mengele murió a la edad de 67 años mientras nadaba en un mar de agua cristalina en Brasil.
Pero, alto ahí, ¿qué es esto, una crítica cinematográfica o una lección exprés de Historia contemporánea? Puesto que mi credibilidad como experto en Historia (cero) es menor que como crítico de cine (algo más que cero), trataré de ceñirme a los valores fílmicos de La conspiración del silencio, algo harto difícil cuando la propia película tiene menos valor cinematográfico (cero) que histórico (algo más que cero). Está mal que lo diga, pero presiento que el público está algo harto de historias de nazis. No es que proponga que dejen de producirse, pero sí animo enérgicamente a que se busquen planteamientos novedosos, un plus que las distancie de ser la película de siempre narrando lo mismo de siempre. Como hizo Polanski con El pianista, o como Pawlikowski en Ida, que está arrasando con todo y se encuentra a un paso del Oscar. Lamentablemente, La conspiración del silencio no da la talla y se queda en una propuesta vaga y obsoleta, un telefilm baratillo que sólo verías en la tele zapeando cuando tu programa favorito está en anuncios.
