URGE OVERKILL - GIRL, YOU'LL BE A WOMAN SOON / BSO de 'PULP FICTION' (1994) - 20º ANIVERSARIO

Esta semana se cumplieron ya dos décadas (que pronto se dice) del estreno en salas de una de las películas más influyentes del cine contemporáneo, cumbre del cine de los noventa y consagración de uno de los mayores cineastas modernos. Poco se puede decir de Pulp fiction que no se haya dicho ya: de su valor icónico y cultural, de su excelencia fílmica (no en vano formó parte del podio de nuestra particular selección de lo mejor del periodo 1990-2010), de su genuina y lograda narrativa (epígrafe en exclusiva de nuestro monográfico El Efecto Rashomon), de su legado estilístico y la escuela que ha creado, y... de su música, ¿qué decir de su memorable selección musical?

La primera asociación musical del imaginario colectivo con esta obra fundamental del Séptimo Arte corresponde, obviamente, a su ya más que mítico tema de cabecera, Misirlou, versión en clave de rock surfero (estilo recurrente en la banda sonora de la película), de la composición folclórica homónina griega, con influencias levantinas. Encontramos también a Dusty Springfield, Chuck Berry, Kool & The Gang, Blake Nelson,... toda una constatación del estilo del cineasta en la selección sonora, que ya había dejado patente en su "ópera prima" (de cara al público), Reservoir dogs. La elegida para cerrar la semana es, en cambio, una igualmente memorable escena de la película, asombrosa transición del momento cumbre de una de las mayores tensiones sexuales no resueltas que nos ha brindado la historia del cine (la de John y Uma, naturalmente) hacia un momento de vida o muerte, perfectamente ilustrativo del Tarantino más puro, por la naturaleza de la escena y por la transición hacia la misma.

Pulp fiction (1994) de Quentin TarantinoAcompañan a la pareja de actores las letras y acordes de un grande como Neil Diamond... en la voz y los instrumentos de la banda de Chicago Urge Overkill. Sí, nuevamente una versión, que hace bailar a Mia Wallace en su coqueteo con la muerte mientras el "bueno" (a su manera) de Vincent Vega, ajeno a la situación real, se da una lección de autocontrol en el cuarto de baño, con el objetivo de no pifiarla y perder su propia cabeza como consecuencia... no sabe que la noche está a punto de complicársele al límite, pero de una manera completamente indiferente a la imaginada. "Con tu permiso me voy a casa, a tener un ataque al corazón".

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