WALL STREET EMPIRE - 'EL LOBO DE WALL STREET', de Martin Scorsese

El lobo de Wall Street (2013) de Martin ScorseseEL LOBO DE WALL STREET - The wolf of Wall Street (2013) de Martin Scorsese

¿Cómo empezar a definir El lobo de Wall Street? La mejor manera es mencionado a los pilares que la han hecho posible: Martin Scorsese, Terence Winter (guionista de Los Soprano y Boardwalk Empire) y Leonardo DiCaprio. El espectador que conoce el cine de Scorsese, los guiones de Terence Winter y la evolución de DiCaprio siente que en este trío cinematográfico tiene que haber mucha química. Si además sabe que El lobo de Wall Street es la adaptación de la autobiografía de Jordan Belfort, un corredor de bolsa y delincuente fiscal, intuirá que va a ser una película que recordará durante años (si le gusta el universo Scorsese).

El lobo de Wall Street (2013) de Martin ScorseseSi en Los Soprano se trataba de una familia mafiosa de Nueva Jersey y en Boardwalk Empire de los gánsters que impusieron su ley durante los años de la prohibición del alcohol, en El lobo de Wall Street es de nuevo la mafia, esta vez la de la famosa calle de Nueva York donde se cuecen todas las decisiones que afectan al resto del mundo. Por su parte, Scorsese completa con este título su trilogía sobre el crimen. Durante la proyección de la película no se puede evitar recordar una y otra vez Casino y, especialmente, Uno de los nuestros: su narrativa, su tono, el montaje, el perfil de los personajes y su evolución,... todo es puro Scorsese. En El lobo de Wall Street son los mismos criminales operando en otro territorio y con otras armas: cambian las pistolas por los dígitos y la especulación. Son armas más sutiles y, como las drogas que toman durante todo el film sin cesar, con efectos a largo plazo.

Para contar la historia de los tejemanejes que gobiernan la economía mundial y hacer que el espectador se ría a carcajadas tiene que estar tan colocado como los personajes de la película: El lobo de Wall Street consigue emborrachar al espectador desde que Jordan Belfort (Leonardo DiCaprio) sube por primera vez en el ascensor que le lleva a su puesto de trabajo de Wall Street. En ese momento se enciende la música, se sacan las drogas y pasas 180 minutos en una orgía desenfrenada, en la que no importa el final sino el presente. Sólo se hace corta una película de tres horas si la historia consigue que, cuando se acaba la fiesta y se encienden las luces del cine, te empeñes en pedir "la última" con tal de no despertar de ese estado delirio.

El lobo de Wall Street (2013) de Martin ScorseseSin embargo, durante el show, como en toda buena fiesta, se dicen muchas verdades, claras y directas. Leonardo DiCaprio nos lleva de viaje en el asiento de copiloto de su Ferrari para descubrir que vivimos en un mundo gobernado por un grupo de adictos al sexo, la droga y el dinero. Porque el dinero a finales del siglo XX ya no es un medio para conseguir los objetivos, sino la adicción más fuerte: “Te masturbas pensando en dinero”, le espeta Mark Hanna (Matthew McConaughey), el jefe de Belfort, en una de las mejores escenas al comienzo de la película. La escena en la mesa de un restaurante es la sinopsis más descriptiva de El lobo de Wall Street. En ella, Hanna le cuenta al joven e ingenuo Belfort el único modo para sobrevivir en Wall Street: sexo y cocaína. En apenas cinco minutos McConaughey brilla con un diálogo lleno de chispa que consigue contagiar al espectador con una peligrosa risa nerviosa que mantendrá durante todo el metraje.

Y tras esa breve conversación, Belfort comienza su escalada hasta convertirse en el lobo de la manada de mafiosos de Wall Street, con el mismo ritmo acelerado que Leonardo DiCaprio asciende en busca de convertirse en uno de los lobos de Hollywood pidiendo a gritos el reconocimiento que se merece desde hace tiempo. Eso sí, acompañado de un gran grupo de actores secundarios que no le abandonan en su carrera hacia el Oscar.

¿Qué pasa al final? Ese no es el tema de El lobo de  Wall Street, eso no le interesa contarlo a Scorsese, las consecuencias le preocupan tan poco como a su personaje y las despacha en un epílogo muy breve. Esto no es una historia con un principio y un final. Esta es la historia tantas veces contada sobre como las adicciones que hacen que un triunfador ascienda de la noche a la mañana son las mismas que se lo acaban devorando. La moraleja tantas veces contada y que el mismo padre de Jordan Belfort le repite durante varias veces en la película: “chickens come home to roost”, es decir, “de estas copas de más te acordarás mañana”, o lo que es lo mismo “del desenfreno de la bolsa nos arrepentiremos en pocos años”. Pero eso ya es otra historia, otro tono y otro director.

Ficha técnica

 

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