AMOR A QUEMARROPA / TRUE ROMANCE (1993) de Tony Scott

Salimos de una para meternos en otra. El pasado viernes, a propósito de la entrada en la sección de Banda Sonora dedicada a Elvis Presley por el 35º aniversario de su fallecimiento, mencionábamos el curioso homenaje al mito del Rey del Rock en Amor a quemarropa. Bien, hoy volvemos a esa misma película para acordarnos de uno de sus "autores" (uno de los episodios más sonados de la histórica batalla de autorías entre directores y guionistas), en liza con el guionista (por poco no acreditado) Quentin Tarantino (un año después de sorprender al mundo con Reservoir Dogs y uno antes de convertirse en leyenda con Pulp fiction), el realizador británico Tony Scott. ¿Por qué? Porque en este mundo progresivamente dominado por la sinrazón, en el día de ayer, el eterno "hermanísimo" de Ridley perdió la vida al saltar de un puente, en lo que parece, a todas luces, un verdadero acto de suicidio.

No me parece producente, constructivo ni humano ponerse a especular sobre los motivos de tan funesta determinación. Esta entrada servirá únicamente como un homenaje y un requiescat in pace a uno de los referentes del cine de acción más puramente mainstream e industrial de las últimas tres décadas, desde sus títulos con Tom Cruise como Días de trueno (primera de las tres en las que el afamado actor compartió pantalla con la que fue su esposa durante unos cuantos años, Nicole Kidman) y, sobre todo, Top gun (Ídolos del aire), todo un mito del cine con los ochenta; hasta sus recurrentes colaboraciones con el que fue, sin duda, su actor fetiche, un Denzel Washington que se divertía como héroe de acción de la nueva escuela (menos mamporrera que la clásica ochentera) a la par que nos brindaba grandes interpretaciones en otro tipo de películas más aptas para ello; pasando por otro legendario rostro del cine de acción como Bruce Willis en El último Boy Scout o este clásico de culto, puede que rara avis en su extensa filmografía, al que aquí hacemos referencia. Todo un festival de autoparodia, diálogos para enmarcar (sólo podía ser Tarantino) y sin duda una de las mayores colecciones de cameos legendarios de la historia del cine: del Dennis Hopper más vacilón con un mafioso Christopher Walken hasta un Gary Oldman de hampero fumeta y antepasado de Jack Sparrow, pasando por un Brad Pitt que salva el pellejo en pleno colocón o esa voz interior con forma y figura de Elvis encarnada por un desconocido Val Kilmer. No se me ocurre mejor ocasión que esta para revisionarla. Esperemos que las televisiones tomen nota y se apliquen al cuento.

Siempre a la sombra de su hermano (que también, por cierto, se encuentra bastante lejos de su mejor forma como cineasta), con el que formaba, sin embargo, una fructífera sociedad (también en televisión, con la producción ejecutiva de series como Numb3rs o la aclamada The good wife, y la exitosa miniserie de Starz Los pilares de la tierra), tenía tres películas en desarrollo: la añorada (por Tom Cruise y probablemente por él mismo también) secuela de Top Gun, más de un cuarto de siglo después; el remake (seguramente innecesario) del Grupo salvaje de Peckinpah; y la que mejor pinta tenía de todas, Postdamer Platz, relato criminal con Jason Statham, Mickey Rourke, Javier Bardem y, una vez más, el incombustible Christopher Walken. En los próximos días (o meses) sabremos si se quedarán en el tintero o bien seguirán adelante con otro director al frente. Sea como sea, hasta siempre, Tony.

3 comentarios en «AMOR A QUEMARROPA / TRUE ROMANCE (1993) de Tony Scott»

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