(TORTUOSA) ODA AL QUE SE HA IDO – 'MELANCOLÍA', de Lars von Trier
MELANCOLÍA – Melancholia (2011) de Lars von Trier
El tiempo ha corroborado el peor de los temores. El Lars von Trier autor y artista, aquel que revolucionó los modos de hacer cine en los albores de la eclosión digital, y que ha diseccionado audiovisualmente como muy pocos el continente europeo y sus esencias más oscuras, ha sido definitivamente absorbido, fagocitado, poseído por el Lars von Trier personaje público y polemista, faceta por la que más se le reconoce (tristemente) en los últimos años y que desarrolla de manera cada vez más gratuita. La grandilocuencia y megalomanía operística que inunda al prólogo evoca enseguida a su anterior obra, la nefasta Anticristo, disparando las sospechas más preocupantes. Y si bien los sucesivos lances muestran una diferenciación de tratamiento con respecto a aquella, a poco que naufraguemos en las aguas turbias de un metraje sin vida, sin cabeza.
El danés ha conseguido llevar al siguiente nivel esa aparente tendencia en cierto “cine de autor” reciente consistente en extrapolar al terreno de la metafísica y la filosofía de altos vuelos absolutamente todo, hasta la mínima pequeñez de la vida terrenal y mundana. Pues bien, aquí la obviedad y la clarividencia de la premisa global es más manifiesta que nunca, un aspecto definitorio alarmantemente paradójico en un relato que se pretende implícito y de lectura hermenéutica una vez finalizado su prólogo. Una ópera falsamente ambiciosa en sus maneras, simplona en el desarrollo de su núcleo, minúsculo y estático, y completamente vacía de empatía pese a adentrarse en las más profundas entrañas de la especie humana. Dos actos con un pretendido (y prentecioso) distanciamiento que únicamente consigue condenar desde el inicio a un conjunto, un todo, que jamás encuentra el norte narrativa y conceptualmente, por mucho que desde el principio se marque a fuego ese punto fijo en el horizonte, esa amenaza inminente a la que se promete conducir ese microcosmos de personajes y fantasmas internos, sin que en ningún momento tengamos ni la más mínima pista del por qué, de la razón y el propósito final de todo ello.
La recurrencia a esa atmósfera ahogante e incómoda, típica del cineasta, y en esta ocasión más latente que cortante, ya no basta para rescatar un ritmo rematadamente moroso y cansino, sin apenas picos de intensidad en los que poder concentrarse, tomar una referencia o cuando menos adentrarse en la narración. Al mismo tiempo, la cuidada calidad pictórica de la película sólo sirve finalmente a una retahíla de metáforas rematadamente manidas y recurrentes, y por tanto, carentes, de antemano, de buena parte de su efecto. Sólo la representación del cuerpo de Kirsten Dunst, más expresiva por pasiva que por activa (y Mejor Actriz en Cannes), parece seguir un tratamiento coherente y evolutivo durante todo el metraje. Por otra parte, una pena lo de la gran Charlotte Gainsbourg y sus intensas y significativas miradas, que pueden servir a fines más útiles y constructivos, a una narración de verdad y no a un concepto muy básico y estático revestido hasta la extenuación de ínfulas de cristal grueso y pasta sólida.
Porque, en grandes líneas y verdadera esencia, no acaba siendo mucho más que una revisión cargante, grandilocuente y pretenciosa, en clave autodestructiva, de la ciencia-ficción familiar más tradicional del Hollywood contemporáneo, con individuos perdidos en un mundo que no entienden y que no los entiende, y que proyectan este desencuentro hacia un espacio exterior con el que se acabarán encontrando de alguna manera. O lo que es lo mismo, las líneas de base de tantas obras de Steven Spielberg y la escuela que ha creado. Porque, al fin y al cabo, lo que tenemos no es más que un contracampo áspero y pantanoso de algo que nunca conoceremos, ni por ende, podremos valorar. Porque, en resumidas cuentas, melancolía... ¿de qué? Como mucho, de un Lars von Trier que cada vez parece más difícil que vuelva a ser el que era y no una lamentable caricatura de sí mismo.
Este comentario sería una corrección tiquismiquis y pedante si no fuese porque, en mi opinión, es precisamente esa omisión del centro lo que caracteriza algunas de las obras del danés. Entiendo que mucha gente no le soporte, yo mismo no soy un defensor incondicional, y me creo perfectamente que su declive se esté acentuando. Pero es precisamente ese matiz de la palabra "melancolía" la que resulta relevante cuando hablamos de Von Trier, y es que todo aquel que intente buscar el centro, el objeto directo, se verá frustrado o cazado en una trampa semiótica de la que no podrá salir.
Von Trier es pretencioso, sí, pero en mi opinión eso no es un defecto en sí mismo. "The Tree of Life" es una película que igualmente apunta alto, ¿qué opinión le merece esta última?
Gracias y un saludo
Las películas de Lars von Trier, incluso la fallida Anticristo en cierta medida, sí cuentan con un gran propósito, un cauce significativo y narrativo por el que llevar la premisa inicial, que precisamente, nunca estuvo tan marcada como en esta su última película. Aunque siempre ha dejado sus films abiertos a múltiples y ulteriores lecturas, el que más y el que menos se centraban en un conflicto o concepto concretos y medianamente definidos y acotados.
Por “pretencioso” entiendo, en artes, una obra que tiene ambición de grandeza y así lo muestra, pero en cambio no lo demuestra en el acabado final. Por ende, sí lo considero un aspecto negativo, uno de los mayores defectos de artistas y autores.
El Árbol de la Vida, aunque también evidente en su planteamiento último y con excesiva duración de su metraje, es capaz de llevar el debate a otros niveles más constructivos, y a través de unas metáforas más trabajadas y meditadas.
Gracias por dejarme emitir esta opinión divergente (con todo el respeto del mundo) y felicidades por el blog!
Sobre el paralelismo de los planteamiento de Spielberg, creo que expreso claramente que no se encuentran en el desarrollo y el tratamiento, sino en la esencia y las motivaciones. El personaje de Kirsten Dunst es como el niño (o adulto) incomprendido y algo desasosegado de Spielberg, que mira a las estrellas esperando estar alguna vez en un mundo que lo entienda mejor, como el Richard Dreyfuss de Encuentros en la Tercera Fase o el Elliott de E.T. La cuestión es que el estadounidense le dio una solución constructiva y conciliadora a esto (transformando para siempre el género de la ciencia-ficción en el mainstream), mientras que Von Trier optá por una oda penitente y (auto)destructiva.
A mí esa belleza estética tan refinada del prólogo sí me parece grandilocuente porque supone un pegote (que no una honrosa excepción) con el resto del estilo del film, más silencioso, de cámara en mano y planos medios y cortos. ¿Metáforas? Cientos, y muy evidentes y muy remarcadas: el planeta que da título al film, la cascada, el río, la bañera, los jinetes,... El manierismo del primer Von Trier era mucho más logrado: por ejemplo, el planteamiento estético de Europa es mucho más interesante, arriesgado, pertinente y eficaz que este. En cuanto al movimiento Dogma, soy de los que pienso que sus mejores películas no proceden de su fundador, aunque en las incursiones al respecto, es mucho más coherente con sus respectivas premisas y contenidos. Al igual que las heterodoxas opciones representativas de Dogville-Manderlay y El jefe de todo esto.
Yo la única angustia que sentí fue cada vez que miraba el reloj y veía que no se acababa. Como ya he dicho en la crítica, la premisa de la película y su mismo título remiten a algo de lo que vemos sólo su plúmbeo contracampo y sobre lo que no tenemos la más mínima pista para poder intepretarlo correctamente o mismo conocer incluso su naturaleza.
Pienso que Von Trier, últimamente, representa muchos vicios de base de cierto cine llamado "de autor" y que, como acabamos de comprobar, la industria europea se empeña en perpetuar, y aunque no haya visto sus películas, me da a mí que lo último de Béla Tarr o los Dardenne va por el mismo camino.
Gracias por comentar, y que viva el debate.
Un saludo!
ademas disfruta del entorno natural….continuamente necesita descanso.
La hermana de Justine….El cerebro emocional, encargado de dirigir al cuerpo….presenta
temores y dudas que afectan al cuerpo (quien a veces actua independiente).
El astrologo….El cerebro intelectual, la razon encargada de llevar tranquilidad falsa (ya
que sucumbe primero) a los otros cerebros….esta lleno de calculos y datos.
El niño….Lo mas real en nosotros….lo que hay que proteger.
La obra nos muestra la destruccion de cada persona al no tener mas propositos que los de una
generacion hipnotizada por el exterior y que cada cerebro al volcarse hacia afuera presentan
dierentes sintomas, que como consecuencia, atraen una catastrofe de ceguera y alejamiento
con la fuente….(no hay proteccion).
Plantea tambien, que el cuerpo fisico como fabrica, posee el poder de crear un lugar seguro
interiormente para cualquier eventualidad, siempre y cuando los demas cerebros se unan……
el intelecto falso, debe estar ausente.
La destruccion no es planetaria….es de cada uno de nosotros.
La primera parte es simple y monotona (como nuestra existencia), unicamente con el interes
de nuestros propios placeres y metas, logradas o no....
Inteligentemente, esta parte hace caer en aburrimiento al publico no desarrollado
interiormente y para un buscador que trata de desesclavizarse, los datos son mas que
interesantes y utiles.....
Lars es un genio con una tarea que "se" le ha impuesto
y esta usando un lenguaje antiguo...no le interesa
el publico que duerme en las cosas exteriores.
Su mensaje esta codificado (para que nadie lo deforme)
y esta dirigido a muy pocos (quiza 4 o 5 en todo el planeta)
para quienes es imposible una escuela de desarrollo....
En El Anticristo define como intentar curar ese interior
con el cual tenemos un matrimonio y lo que sucede cuando
esta vieja naturaleza muere....
En Melancolia nos da un estudio minucioso de las tres mentes
en el humano, la manera en que estas viven una existencia desperdiciada,
absurda, monotona,antagonica y exteriorizada.....y quiza el dato mas prominente :
"Cada uno se enfrenta a un cambio descomunal, donde la preparacion
esta ausente por la forma en que tomamos la vida y tal como sucedio
hace dos mil años, donde alguien tomo para si nuestra carga y ceguera,
con la diferencia palpable que ahora, cada persona debera responder por si misma.
Para algunos interesados en estos temas, recomiendo "Revolver"
de Guy Ritchie.....es mas facil de asimilar.
Calificar de pretencioso que uno intente tratar en el cine ciertos temas, como si en este sólo tuviera cabida lo que todos sabemos, pues tampoco estoy de acuerdo. Puedes llamar gafapastas o lo que te de la gana a los que les gusta y en cierta forma se siente impactados por estas películas porque esperan del cine algo más que entretenimiento.
¿Te pareció buena Rambo III?
La pretenciosidad que menciono va más por los tiros de la excesiva grandilocuencia de las secuencias inicial y final, ultraexpresivas, en contraste con la inexpresividad de la mayoría del metraje, cerrado en sí mismo. Sugerir mucho para no contar nada. Lo siento, no lo trago. Y no consiento que se me recrimine por ello.
P.D.: Haga la prueba a intentar ver esta misma película pero sin este director, actores y producción. A ver si la aguanta entera.
Aunque sea mucho retorcer las cosas y sólo con el fin de hacerme entender diría que si la visión de la vida considerada en sí misma como una narración, novela, película u obra de teatro, da igual, se presenta como absurda y sin sentido desde el mismo momento en que consideramos la muerte (aquí representada por una colisión planetaria que deja más claro que ante la muerte nadie se salva), si por tanto todas las narraciones de la vida, bodas, bautizos, trabajo no son sino relatos absurdos por cuanto la muerte les quita todo sentido, y si una de las premisas del cine de Lars Von Triers es precisamente llevar la vida al cine sin artificios narrativos, que mejor que representar esa narración deslabazada, truncada, que constituye la vida, según la visión de la película, mediante una película que sea como la misma vida, sin núcleo narrativo convencional.
Las imágenes iniciales con la majestuosidad de la música y referencias surrealistas y simbolistas está claro que representan la visión de Justine, la que sabe, porque ha visto, lo que pasará. A pesar de su estética recargada, casi lindando el video-clip, también es cierto que tienen cierta belleza, para unos más llamativa que para otros.
Al final todo esto es bla, bla, bla y lo que cuenta es lo que siempre ha contado: esa especie de catársis que se procuraba en el teatro griego, el sentirte en mayor o menor medida conmovido e interpelado por la evidencia de bajo qué presupuestos se desarrolla nuestra vida.
Le intentaré resumir mi conclusión final a esta conversación: que algo sea válido o incluso logrado como reflexión filosófica no implica absolutamente que funcione como texto fílmico. La manera de convertir la reflexión en película es a través de la expresión, y ahí es donde, a mi juicio, ha fallado el sñor Von Trier.
incluso el mismo Lars Von Trier, responde, como diciendo.. no entienden no se trata de este tipo de film, no hagan un análisis de una peli del fin del mundo, sobretodo la misma esta construida a partir de sucesos melancólicos muy personales.
Me remito a uno de mis últimos comentarios: todo eso queda muy bonito en palabras pero para convertirlo en material fílmico hay que pasar por el filtro de la expresión, que debe crear empatía. Empatía que el señor Trier hace tiempo que se dejó perdida por casa. No hay melancolía sin empatía, se podría decir.
Los detalles están bien pero siempre que haya un núcleo sólido, que es lo que aquí brilla por su ausencia.
El cine sigue siendo "El arte perverso por excelencia, no nos da aquello que deseamos, sino que nos dice cómo pensar" y la crítica de cine, es el súper "ego" del cine mismo. No solo no hace una crítica, de paso alecciona, instruye, educa y obliga claramente lo que debes considerar bueno o malo.
Creo que la crítica debería estar en un sentido de la interpretación de la obra, desmenuzar a detalle lo que quiso ser el director. No esa crítica intelectualoide que pretende la auto glorificación del crítico por encima del proceso creativo. Ahora es más fácil hacer críticas que hacer cine.
Por otro lado cuando dices: Intenta ver la película sin ese director, sin los actores y demás. Considero que intentas decir que la obra debería ser buena en si misma sin necesidad de un respaldo histórico material. Pero esto da pie a muchas interpretaciones, primera ¿Por qué no intentas ver la película sin el prejuicio previo que le han concedido a Lars Von Trier? o ¿Qué no, eso es, precisamente el valor del proceso creativo? ¿Qué no los directores, los actores y los contextos determinan lo que las obras terminan siendo?
Qué bueno que sea un foro abierto, aunque tiene el problema de que cualquiera puede decir todas las barbaridades que se le ocurran.
Saludos.
El estudio analítico de una obra es algo más complejo que una crítica, si bien el primero debe realizarse con espíritu crítico. Pero el género de la crítica, a modo de reseña, no es más que la expresión, totalmente personal y subjetiva, de las sensaciones que a uno, como individuo, le produce una determinada obra, autor o tendencia. Y lo que se pretende no es ni mucho menos aleccionar (que sería absurdo) sino compartir opiniones, visiones, perspectivas, por muy radicalmente opuestas que sean. Eso es lo mejor de un derecho tan bonito y fundamental como la libertad de expresión: el vernos condenados a entendernos con visiones que discrepan mucho o todo de la nuestra. Por ende, tan reprochables e infructuosos resultan tanto la "autoglorificación" del opinador, como lo diametralmente opuesto, la autocensura intelectual, la timidez a expresar un pensamiento que temamos que vaya a ser rechazado o vilipendiado.
Una obra no debe ser elevada por su ficha técnica ni la trayectoria previa de sus creadores, ni mucho menos. Más bien todo lo contrario: la existencia de esa trayectoria previa influirá, inevitablemente, en mayor o menor medida, en la interpretación de esa obra posterior, lo que puede ser desde infinitamente positivo para la opinión final o infinitamente negativo. Contra esto creo que es absurdo luchar.
Saludos y gracias por comentar.