HUMOR DISPARATADO PARA PROTEGER AL PLANETA - '¿PARA QUÉ SIRVE UN OSO?', de Tom Fernández

¿PARA QUÉ SIRVE UN OSO? (2011) de Tom Fernández

Después del éxito obtenido en el Festival de Málaga con cuatro Premios, entre ellos Mejor Dirección, la película de Tom Fernández destaca por su atrevido humor en una alocada comedia con un decidido mensaje ecologista. Por su originalidad y osadía ya merece la pena ir a verla. Lo nuevo del director de La Torre de suso tiene su mayor acierto en el humor al estilo la screwball comedy, un tipo de comedia de mucho éxito durante los años treinta y cuarenta gracias a su ritmo caótico, al optimismo que transmite y, sobre todo, a sus situaciones inverosímiles. Muestra de ello es una de las imágenes más descriptivas del filme: Javier Cámara clava por accidente un hacha en la frente de Gonzalo de Castro.

Precisamente, en la interacción de estos dos actores surgen las situaciones más disparatadas debido al contraste de sus personajes: dos hermanos que han seguido caminos opuestos. Guillermo es un biólogo de prestigio que ha pasado la última década en La Antártida estudiando el cambio climático. Cuando encuentra entre el hielo una planta se rinde frustrado y vuelve a su pueblo para olvidarse para siempre de la ciencia. Allí se reencuentra con su hermano Alejandro, un zoólogo que vive por y para la naturaleza y con un particular método científico basado en sus intuiciones. Lleva años en el bosque viviendo como un salvaje y esperando que vuelvan los osos que han desparecido debido a los cambios en el ecosistema.

Baja a tu hermano del árbol y luego sube tú”, le dice la institutriz a Guillermo cuando se resiste a visitar en el bosque a Alejandro. Y no hay mejor manera de resumir las diferencias que provocan una continúa tensión entre ambos: mientras que Guillermo sólo piensa en su éxito personal, Alejandro tan sólo en los osos dejando de lado las relaciones sociales propias de los humanos. Reencontrarse será el inicio de una guerra entre ambos que terminará salvándoles de vivir tristemente encerrados en sí mismos.

Aparte de estar protagonizada por los mismos actores, ¿Para qué sirve un oso? tiene mucho en común con la obra anterior de su director, La Torre de Suso. Para empezar, Asturias se convierte en otro protagonista de la historia que explica tanto el pasado de los hermanos como las motivaciones que han definido sus personalidades. Los dos filmes también comparten el mismo detonante: el regreso de un personaje que se reencuentra renegado con su pasado pero que éste le ayudará a superar sus debilidades. La mayor diferencia se encuentra en el tono: mientras La torre de Suso oscila entre la comedia y el drama siempre con un humor amable y basado en diálogos ingeniosos, ¿Para qué sirve un oso? apuesta, durante casi todo el metraje, por la comedia más pura y visual.

Paradójicamente, gracias a su mejor virtud, el uso del humor alocado, hay secuencias que no funcionan porque desentonan dentro de un guion que fascina gracias a su atrevimiento. Esta debilidad es más visible en las tramas ajenas a los dos protagonistas y, especialmente, en la que surge entre la maestra del pueblo y el joven californiano. Este salto en el tono rompe con el estilo narrativo que transmiten las divertidas situaciones entre los hermanos e importuna al espectador.

El tándem Javier Cámara/Gonzalo de Castro es, sin duda, la esencia del filme. La pareja es un éxito asegurado entre el público y provoca risas en cada escena. Por si fuera poco, al tratarse de un humor muy visual, el espectador disfrutará no sólo de divertidos diálogos, sino de un repertorio de gestos, miradas y acciones al alcance tan sólo de los grandes cómicos.

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