GEORGIA O’KEEFFE (2009) de Bob Balaban

Un correcto biopic sobre Georgia O'Keeffe demuestra que amor y negocios no siempre van –bien- de la mano. El tan de moda subgénero de biopics rescata del olvido a un personaje de relevancia artística para el siglo XX, pero que nunca recibió el reconocimiento que su gran arte merecía. En el campo de la pintura abstracta, de las naturalezas muertas, O'Keefee fue una gran precursora se imágenes llenas de originalidad, sensualidad que rozaba el erotismo, y las ideas que plasmó en sus obras hablan a las claras de una artista con riesgo, ambición y un sino de incomprensión que la persiguió a lo largo de su trayectoria. Quizás sea oportuno mencionar que la figura de Georgia no ocupe el lugar que realmente merece en la historia. En cierta medida este film remite a otra figura como lo fue Jackson Pollock en la celebrada homónima ópera prima de Ed Harris una década atrás.

Esta versión de estreno televisivo que dirige Bob Balaban se centra en un periodo de la vida de O'Keefee (la impecable Joan Allen): el que comprende el momento desde que conoce en sus jóvenes años al fotógrafo Alfred Stieglitz –en principio su descubridor, padrino artístico- hasta entrometerse en la turbia relación afectiva que estos establecen. Luego de la tutela artística, llegará la seducción que envolverá a ambos en un complejo vínculo amoroso de pasiones incontrolables.

El personaje de Stieglitz, que interpreta con solvencia Jeremy Irons, transmite la obsesión –al punto de transformarlo en un ser despreciable- de este hombre para manejar los hilos artísticos de la carrera de su mujer. Si bien en su genio publicista no puede disimular la presión psicológica a la que la somete, una violencia emocional que torna incompatible su rol de marido con el de mentor de la estrella.

El film, no sin intermitencias, aborda dicho traumático vínculo, donde mutuamente ambos se marcaron para el resto de sus vidas, poniendo el acento sobre esa simbiosis peligrosa que se crea entre ambos. Allí donde la reciproca admiración que se profesan se convierte en lazo afectivo y tiene que convivir con el monstruo que han creado, los fantasmas que acechan la tranquilidad de ambos. El film expone el talento innegable de ambos y también sus desavenencias internas, como existen en la mente de todo artista. Y rescata lo valioso de encontrar la inspiración creativa entre las etapas más oscuras que atraviesan, dejando ver el aspecto humano de estas celebridades. Sin grandes hallazgos, pero con sobriedad colocando sus figuras insertas al arte contemporáneo que contribuyeron y cautivando aun cultura inquieta en lo artístico, allá por los años '20 y '30 en la también política y socialmente turbulenta Estados Unidos.

Recurriendo mas de una vez a alguna bajada de línea sentimental, Balaban peca resolver los dilemas amorosos de su protagonista con exagerada verticalismo argumental y visible anticipación. Dicho en otras palabras, al film de Balaban le falta la cuota extra de riesgo y no planificación que gozaban las obras de O'Keefee. Una artista que esta biopic rescata, con justicia, del olvido.

Ficha técnica

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