ÁNGELES Y DEMONIOS – Angels & Demons (2009) de Ron Howard

¿MENOS MALA SIGNIFICA MEJOR?

He estado en Roma hasta en cinco ocasiones y, después de ver Ángeles y demonios, me siento engañado. Engañado por historiadores, libros, curas y guías turísticos. Ahora, gracias al profesor Langdon, he podido ver la luz. La próxima vez que visite Castel Sant’Angelo me aseguraré de hallar el pentagrama que me lleve al pasadizo secreto que me lleve al templo de los Illuminati que me lleve a la Verdad. ¿Acaso no dice el octavo mandamiento “no darás falso testimonio ni mentirás”?

Tras rayar el patetismo con El código Da Vinci (2006), Ron Howard lleva de nuevo a la gran pantalla una novela del ocurrente Dan Brown: Ángeles y demonios, publicada tres años antes de la archiconocida El código Da Vinci. Uno no sabe muy bien qué esperar de una película de la que lo que más se ha dicho es que “no es tan mala como su antecesora”. ¿Significa “no es tan mala” que es “mejor”? Si a alguien le sirve de consuelo, no es tan absurda (aunque eso no es mucho decir).

Tras sacar a relucir los trapos sucios de la institución católica y descubrir que, ¡oh!, Audrey Tatou es descendiente directa de Jesucristo, el profesor Tom Langdon Hanks es llamado por el mismísimo Don Vaticano para hacer frente a un enemigo temible: los Illuminati, una sociedad secreta perseguida por la Iglesia en el siglo XVIII debido a su empeño en demostrar que algunos capítulos de la Biblia… como que no les cuadraban.

El Papa ha muerto y el vacío de poder en la Santa Sede es aprovechada por los Illuminati para, como diría la otra, liarla parda: cargarse a un par de ‘preferiti’ (los principales candidatos a ocupar el puesto del recién difunto Santo Padre), poner en jaque a los Carabinieri y a la Guardia Suíza (liderada por un malhumorado Stellan Skargaard), arrojar luz sobre las grandes falsedades del catolicismo y, de paso, hacer volar por los aires la Plaza de San Pedro del Vaticano con un pedacito de la recién descubierta “antimateria”. Y todo eso lo lleva a cabo un único tío, un malo malísimo de esos con cara de mala leche y peor vida que tanto te hace una llave mortal, como se cepilla a media doce de carabinieri con una facilidad pasmosa.

El personaje interpretado por el alemán Armin Mueller-Stahl pide a Tom Hanks en la última escena que, al escribir acerca de ellos, sea benévolo. Por mi parte, trataré de hacer lo propio. Según mi amigo japonés Yusuke Shimizu la película es “entretenida”. Bien, ya he sido benévolo.


Título: Ángeles y demonios

Título original: Angels & demons

Dirección: Ron Howard

Guión: David Koepp, Akiva Goldsman

País: Estados Unidos

Fotografía: Salvatore Tocino

Montaje: Daniel P. Hanley, Mike Hill

Música: Hans Zimmer

Novela original: Dan Brown & Seton Daunt

Reparto: Tom Hanks, Ewan McGregor, Stellan Skarsgård, Ayelet Zurer, Armin Mueller-Stahl

Duración: 140 min.

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