SALTO DE NIVEL DE UN AUTOR TOTAL - BARRY

BARRY - 3ª TEMPORADA

(AVISO: el texto contiene spoilers)

Una serie con envoltorio de comedia aterrizó en HBO hace cuatro primaveras y, sin hacer demasiado ruido, se convirtió en una de las novedades televisivas más destacadas del año. Bill Hader, enésimo "jugón" de esa inagotable cantera de cómicos que es Saturday night live, daba un brusco volantazo y se marcaba un cambio de registro radical, en el que además asumía el control creativo junto a Alec Berg. Tras dos años de retrasos y aplazamientos pandémicos, con un par de Emmys bajo el brazo, su "criatura" salta al siguiente nivel y él se consolida como "autor total": dirige cinco y co-escribe cuatro de los ocho episodios de esta tercera temporada, más que en las dos entregas anteriores.

La vicisitudes que hicieron único e inigualable este formato de media hora -que podría encajarse bajo esa difusa y controvertida etiqueta de "comedia negra"- acaban saltando por los aires en esta nueva hornada, para la que cualquier calificativo o descripción resultaría incompleto por sí solo. El autor, creador y protagonista aprovecha su rol de factótum para llevar al extremo todos los registros que llevaba poniendo en escena desde el primerísimo episodio: la violencia, ya sea contenida o desatada; la compasión, ya sea sincera o repentina; y como novedad, el esperpento, como superación lógica e inevitable de esa comedia negra situacional y contextual con las que nos entretuvo en los dos primeros volúmenes.

Pero además, por si fuese poco, como director tampoco pierde la oportunidad de demostrar su gran oficio y talento. Cabe destacar, en particular, unas muy logradas escenas de acción y violencia, de corte y acabado más que heterodoxo -en la línea del conjunto del producto- y que rozan un más que intencionado (y efectivo) ridículo. Pero esa exaltación de la torpeza y el desastre no pretenden, ni mucho menos, arrancar carcajadas al estilo del slapstick, sino contribuir a tejer y reforzar ese clima general de absurdidad, de extravagancia extrema, que reviste el relato con cada vez más intensidad.

La tamaña cantidad de frentes abiertos e hilos sueltos al final de la temporada anterior -más a pesar del personaje protagonista que a su regocijo, pues precisamente de un perpetuo "quiero y no puedo" va esto- tenían que acabar estallando por algún lado, tarde o temprano. Había demasiada gente que le tenía ganas a Barry Berkman, ya fuese de manera directa… o indirecta, pues la reentrada de Fuches y su evidente deseo de ajustar cuentas tenían que hacer acto de presencia en algún momento. Y si el penúltimo episodio descoloca, entrando en un plano onírico anteriormente inexplorado por la serie, el desenlace es directamente apoteósico. De hecho, haría explotar la cabeza (todavía más si cabe) de no tener a priori la certeza de saberla renovada por una cuarta temporada.

Para cerrar, una curiosidad irrelevante de seriéfilo y mitómano que no puede evitar trazar sus teorías a la mínima: el hombre que finalmente logra cazar Barry Berkman y mandarlo a la trena, con la colaboración necesaria de Gene Cousineau -otrora amigo, eterno mentor y ahora enemigo desesperado- lo interpreta James Wisdom. ¿Que no os suena su nombre? ¿Y si os digo Lechero, "capo" de la cárcel panameña en la que trascurre la 3ª temporada de Prison break (y de lo poco salvable de aquellos episodios, todo sea dicho). 

Ficha técnica

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