UN INSULTO AL RECUERDO DE HANNAH BAKER – POR TRECE RAZONES

POR TRECE RAZONES (13 REASONS WHY) – 4ª TEMPORADA Y FINAL

Quién te ha visto y quién te ve. Por trece razones se convirtió en tendencia con su primera temporada, que combinaba thriller y drama adolescente y creaba adicción desde el primer "welcome to your tape" con la voz de Hannah Baker. Agotado con esta el original literario homónimo de Jay Asher en el que se inspiró, su éxito de público llevó a Netflix a ampliar el relato y darle un cierre a sus cabos sueltos, especialmente en lo relativo a la trama judicial. Esta segunda temporada ya estaba menos lograda y mostraba los primeros síntomas de estiramiento, pero tenía su justificación y pertinencia de cara a completar el círculo y hacer justicia a sus personajes (o al menos intentarlo)… y ahí debería haberse quedado.

Vinieron dos temporadas más, 23 episodios que se han convertido en 23 razones para odiarla y matar los mejores recuerdos de cuando tuvo sentido. La tercera entrega, además de repetitiva y tramposa a más no poder, perdió ya todo vínculo con el recuerdo de Hannah Baker, de ahí que tuviesen que sacarse nuevos conflictos de la manga para estirar un producto que no daba más de así. Pese a todo, nos dejaron algún que otro momento inspirado como el  "I’m a survivor", que ahondaba en el alegato (necesario pero cada vez peor ejecutado) de visibilización de las víctimas de violencia sexual y contra la impunidad de los agresores.

Ahora bien, la cuarta y última temporada es directamente el ejemplo de todo lo que no se debe hacer para no terminar de hundir una serie. Tiraron de los pocos cabos sueltos que quedaron de la tercera, cada vez más cogidos con pinzas. Subió la apuesta por reiterar sus peores vicios (finales de episodio impactantes que luego derivan en nada, presencias fantasmagóricas gratuitas hasta la extenuación), se mete en el dramón lacrimógeno más barato y, para rematarlo, construye la intriga jugando con los trastornos mentales del protagonista y confusión de personalidades. ¿En serio no había un mejor destino para Clay Jensen que convertirlo en un Mr. Robot de todo a 100?

Ni siquiera sería capaz de justificarla desde el punto de vista de despedirme de sus personajes, pues su grado de evolución, con un par de excepciones, es nulo, cuando no directamente involutivo, y para más inri, el que mejor trayectoria evolutiva tuvo lo convierten en la víctima de su chapucera tragedia final, con la que pretendían darle algo de chicha a una series finale sin ningún otro aliciente. Por trece razones era una serie sobre los motivos de Hannah Baker para quitarse la vida y el impacto de dicha tragedia en su entorno, no sobre Clay Jensen y su improvisada e inesperada chupipandi jugando a sus propios "misterios de Archie".

Como con casi todo en esta vida, intento quedarme con lo bueno. Por eso guardaré un buen recuerdo de aquellos días de marzo y abril de 2017 en los que me enganché como hacía tiempo que no me enganchaba y huía despavorido de cualquier amenaza de spoiler, tanto en Internet como en la vida real. Estas dos últimas temporadas las enterraré bien enterradas en algún lugar de mis archivos mentales, con la intención de no volver a encontrármelas nunca.

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