ANALIZANDO EL CINE INDEPENDIENTE (II): UNA CUESTIÓN DE ESTÉTICA

La estética del cine independiente se permite explorar diferentes formatos e ideas que van desde el blanco y negro y la fotografía sucia hasta el uso de colores brillantes. Esta extensa paleta de recursos hace difícil la tarea de establecer una regla general sobre la cual determinar si un film es independiente o no. El cineasta independiente tiene que poseer una huella autoral reconocible y la visión estética que persiga le brindará autonomía artística.

Por otra parte, no estar atado al sistema de estudios le permitirá incursionar con total libertad durante su proceso creativo. Un cineasta independiente fácilmente puede considerarse bajo los preceptos del mejor cine de autor: éste posee el control final sobre su trabajo, ajeno a todo tipo de restricciones y censuras por parte del sistema de estudios. Ante lo expuesto, ¿acaso alguien no se animaría a considerar a Orson Welles como un paradigma del cine independiente?

El Festival de Sundance

Creado en 1981 por Robert Redford, este festival renovó el aire de un sistema de estudios que colapsó a fines de los sesenta. Su emergencia abrió las puertas a realizadores de la importancia de los hermanos Coen, Steven Soderbergh, Kevin Smith y Richard Linkater, entre otros.

Culturalmente, el cine independiente ha causado gran impacto, y las majors han acusado recibo del mismo. No podemos negar que calificar a un film como "independiente" se ha transformado en una estrategia de mercado tan poderosa como el star system. El Festival de Sundance se ha convertido en una marca registrada que ha transformado al cine independiente en un nuevo "género" con entidad, proyección y -aunque resulte paradójico- masividad. Prueba de ello es la aceptación que un gran número de obras indies ha tenido por parte de la Academia de Hollywood, que ha premiado en su ceremonia anual a producciones independientes, tanto en su concepción, financiación y espíritu como Pequeña Miss Sunshine, Crash, Slumdog millionarie o Criadas y señoras a lo largo de la última década.

El día de la independencia

No es fácil hoy en día identificar a un film consecuentemente "independiente" en sus ideas y en sus conceptos sin restringir el análisis, simplemente, a sus fuentes de financiación fuera de los estudios, dada la innegable globalización mundial. Pero, además, resulta indispensable observar que hoy casi todas las compañías independientes son propiedad de un estudio, con lo cual el concepto cobra un tinte relativo y pierde naturalidad. Lo de "independiente" termina siendo un argumento de ventas y una moda, por ende la estética de las películas sufren, de forma indeclinable, por esa tendencia.

En general, se diferencian muy poco de la estrategia del mainstream, si bien hay excepciones rebeldes, arriesgadas y resistentes a las estéticas del Hollywood clásico. A pesar de ello, mientras sigan existiendo los realizadores como los hermanos Coen, Richard Linklater, Jim Jarmusch, Spike Jonze, Paul Thomas Anderson, David Lynch, Todd Haynes, John Waters, Abel Ferrara, John Sayles y Spike Lee, podremos seguir celebrando la existencia de un cine independiente.

Defensores de un cine honesto, inteligente y ajeno al que se consume indiscriminadamente en un cine de cadena, donde priman lo superfluo y banal, tanto como los conos de pochoclo.

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