TE VAMOS A ESTREMECER – ‘BOHEMIAN RHAPSODY’, de Bryan Singer & Dexter Fletcher

BOHEMIAN RHAPSODY (2018) de Bryan Singer & Dexter Fletcher 

El título de esta crítica hace alusión a la costumbre que había en España en los  setenta y ochenta de traducir los títulos de las canciones en los vinilos. En casa mis padres tenían el vinilo del Greatest hits y recuerdo leer hipnóticamente We will rock you (Te vamos a estremecer). Pues espero que, como yo, os estremezcáis con la película.

Antes de comenzar me gustaría informar que ni soy un gran fan de Queen (me gustan, pero no es una banda que me haya marcado), ni tampoco de los biopics. Así que esta cinta tiene el mérito de haber conseguido emocionarme con la biografía de una banda que no admiro.

El hecho de que no me apasione Queen no quiere decir que no los considere, no la banda de rock más grande jamás existida (eso es algo difícil de medir), pero creo que sí han sido la banda que más ha unificado a crítica y público, y a día de hoy Freddie Mercury en sí es la imagen del Rock, un icono comparable al logo de The Rolling Stones o la portada de London calling de The Clash. Y una banda que ha sabido sobrevivir al éxito de Freddie, pues el gran público sabe quiénes son Brian May o Roger Taylor, o incluso saben que en las bandas hay un puesto llamado bajista gracias a John Deacon. Esto ya es una buena razón para llevar a cabo un biopic cinematográfico de la banda, y especialmente del propio Mercury, con sus excesos y extravagancias.

¡Atención, spoilers! Me veo incapaz de realizar la crítica del filme sin tocar temas que, aunque conocidos para un fan de Queen, pueden ser sorpresa para un novato. Allá voy.

Se pueden achacar muchos defectos a la película, desde la caracterización de Rami Malek (sí, se parece a Freddie, pero ¿por qué no lo han puesto más en forma? Freddie Mercury era una persona musculada, y Rami está demasiado delgado) hasta las licencias creativas sobre ciertas fechas o personajes. O ese afán de hacerlo para todos los públicos y pasar de forma comedida por los excesos con la droga, las relaciones o la propia enfermedad del SIDA de Mercury, pero en conjunto la película es un repaso emocionante a la historia de una banda.

Gwilym Lee y Joseph Mazzello son unos perfectos Brian May y John Deacon, respectivamente. Ben Hardy siempre parece muy joven para Roger Taylor, y se acucia a medida que transcurre la película e incluso no llegan a emular su cabellera en los ochenta. Pero más allá de caracterizaciones, en un tono general las interpretaciones de la película son reseñables, destacando especialmente Tom Hollander en el papel de Jim ‘Miami’ Beach, manager de la banda desde el ’78 (y uno de los productores de esta película).

Al respecto de la tan criticada imagen “limpia” de la vida de Mercury, yo estoy en desacuerdo. De la película me interesa ver cómo la banda crece, cómo componen y graban su hits, y sí obviamente que se debe hacer referencia a la drogadicción de Mercury, pero no veo por qué recrearse en ello más allá de la trama.

Por último comentar lo que para mí es el mayor defecto de la cinta, que son las licencias artísticas. A Freddie le diagnosticaron el SIDA en 1987, no en 1985 como plantean en el filme. Todo lo relacionado a la carrera en solitario de Freddie y la mala relación con la banda tampoco es real, todos decidieron un año sabático para centrarse en sus proyectos personales. Se omite la publicación de The works, y que antes de Live Aid sí estaban dando conciertos (p. ej., Rock in Rio ’85). Ray Foster no existió, es un personaje que representa la negativa de varios productores a lanzar Bohemian Rhapsody como single (y de paso el que lo interprete Mike Myers es un guiño a Wayne’s world y lo que significó para Queen esa película). Y Paul Prenter, manager personal de Freddie, es utilizado aquí como el villano de la función, cuando no está todo claro respecto a su papel en la mala historia de Queen.

Pero si aceptamos que es una narración ficcionada, que debe seguir unos parámetros de ritmo, tensión y emoción, y tener una duración determinada (quizás para una versión realista habría que recurrir al formato serie televisiva); si aceptamos que es un acercamiento a la historia de la banda de rock por excelencia, que puede servir para que muchos jóvenes redescubran la música de Queen; si nos dejamos llevar por todo esto como yo hice, disfrutaremos y nos emocionaremos con un producto, que sin ser el mejor posible, está bien hecho.

Si el final con (prácticamente) la actuación completa en Live Aid no te sobrecoge, quizás no eres un rockero de verdad.

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