CINEUROPA 2017: LOS ACTORES DE CANNES

Uno de los privilegios que concede el “festival de festivales” consiste en poder ver en sesión continua, casi como si fuese a la carta, a pedir de boca, las películas que han valido a sus respectivos protagonistas los galardones de Mejor Actor y Mejor Actriz en el pasado festival de Cannes: En realidad, nunca estuviste aquí, de Lynne Ramsay (Joaquin Phoenix), e In the fade, de Fatih Akin (Diane Kruger).

Dos películas bien diferentes en cuanto a naturaleza, alma, estilo y demás pero con un rasgo común: la centralidad de un personaje principal fuertemente focal, cuya interpretación supone un pilar central y sustentador de la narración, en lo argumental, en lo emocional y en lo semántico. Especialmente en cuanto a visiones muy heterodoxas de la violencia, en instancias profundamente distintas, eso sí.

EN REALIDAD, NUNCA ESTUVISTE AQUÍ – You were never really here (2017) de Lynne Ramsay: la angustia del antihéroe extremo.

¿Se puede llegar a empatizar con una violencia brutal y descarnada, por mucha “justicia divina” que se encuentre en sus fines y mucho tormento y angustia que radique en sus orígenes? La respuesta conjunta de Lynne Ramsay (Mejor Guión ex aequo en Cannes) y Joaquin Phoenix tiene tal complejidad y tal variedad de matices que resulta imposible reducirlo la respuesta a la simplicidad de un monosílabo, pero este servidor, terminados los títulos de créditos y maceradas las imágenes en el cerebro, contestaría, en caso de necesidad imperiosa y a punto de pistola, que sí.

Ese villano redentor que encarna brillantemente Phoenix, esa instancia tan extrema del antihéroe (con su particular viaje… al centro de los infiernos), tiene mucho más de Travis Bickle que de Dexter Morgan (incluso del personaje de Kevin Costner en Un mundo perfecto), en cuanto a naturaleza, espíritu, estética y hasta modus operandi. Es más, supone casi una hipérbole del primero en cuanto a individuo preso de la angustia y el tormento más feroces, la cual guarda una relación mutua y bidireccional de causa-efecto con la focalización tan profunda del relato, que  permite, a su vez y de manera complementaria, desplegar ese juego de incertidumbre narrativa (no permanente pero sí progresiva) que reza el título, la cual logra asimismo relativizar, más aún si cabe, la incertidumbre moral del personaje central y absoluto y por ende del relato. Pero precisamente su arrojo y su tan heterodoxo heroísmo bien valen un billete al purgatorio, en una clara orientación de la dimensión semántica de la narración.

¡Qué sorprendente y a la vez qué inquietante descubrir semejante reverso oscuro de Jonathan Ames (autor de la novela homónima), la mente tras aquella hilarante comedia negra y juguetona que fue Bored to death!    

Ficha técnica
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IN THE  FADE – Aus dem nichts (2017) de Fatih Akin: The Act of Terrorism.

El cineasta turcoalemán se ha convertido en uno de los exponentes del testimonio cinematográfico de las fisuras del proyecto europeo, especialmente en lo tocante a la integración y convergencia étnica y cultural, cuyos desafíos y contradicciones ha experimentado en sus propias carnes. En una nueva vuelta de tuerca se atreve ahora a diseccionar la lacra del terrorismo y la extrema derecha, desde la perspectiva del sufrimiento de la víctima, con un planteamiento ternario: tres actos, tres géneros, tres códigos, sobre los que evoluciona un mismo relato moral. Del drama familiar al género judicial y a un desenlace en la forma de una suerte de thriller contenido.

La cámara inquieta e incisiva de Akin (también en estático, pues qué mayor desasosiego que acerca un plano medio a una distancia mayor a la que estamos acostumbrados), pero sin grandilocuencias ni artificios, destierra cualquier fantasma de planitud y acartonamiento, especialmente en el más visualmente codificado de todos esos géneros, el judicial, que reviste el núcleo semántico de la película. Diane Kruger hace el resto, con una interpretación tan intensa como creíble, contenida y desatada a partes iguales a necesidad (y mayor beneficio) de una narración que se echa a sus hombros desde el minuto uno.

Se trata además de una película muy necesaria en el contexto sociopolítico y cultural actual de Occidente, para avisar a los navegantes aún desprevenidos (y a aquellos no suficientemente preocupados) del peligroso resurgir de la extrema derecha en Occidente. Ni es nueva ni nunca se ha ido del todo y, especialmente, no es inocua en absoluto, por mucho que la línea editorial de no pocos medios de masas insista en no otorgarle la gravedad que realmente reviste y en no llamar a las cosas por su nombre.  

Ficha técnica

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