LA SITCOM QUE LA HBO RECHAZÓ – GARFUNKEL AND OATES

Garfunkel and OatesGARFUNKEL AND OATES – 1ª TEMPORADA

Ni Broadway, ni el teatro londinense, ni Saturday night live,… YouTube. Ya resulta imparable la tendencia y el potencial de la popular plataforma de vídeos para dar a luz a celebridades casuales y personalidades mediáticas varias, especialmente en lo cómico. Y esa es la categoría en la que encontramos al hilarante dúo Garfunkel & Oates, dos actrices de rostro familiar, de esas que vimos en alguna que otra serie, pero seguramente no podremos adivinar cuál(es). Esas mismas con las que topamos aquellos adictos a las recomendaciones de YouTube, que enganchamos un vídeo tras otro durante horas como si no hubiese mañana.

Garfunkel and OatesEsas mismas que intentaron convertir su humor musical al formato sitcom, pero a la HBO no le pareció suficientemente buena, allá por 2011, el año en el que terminó cargándose, cual hachazo en Desembarco del Rey, tres de sus series de comedia. Luego que no llamen locos a quienes aseguran que la cadena está muy lejos de alcanzar en comedia la cuarta parte de la excelencia con la que ha batido ya todos los moldes posibles en formatos de drama, miniseries o telefilms. Afortunadamente, siempre queda, en esta era de canales de cable y plataformas en streaming que ya desafían de tú a tú a la televisión tradicional, la esperanza de que algún aventurero, necesitado de contenido novedoso, rescate el producto, y así fue, en la pequeña IFC, parte del grupo de AMC, y cuna de formatos particulares como Portlandia.

Garfunkel and Oates¿Villa hipster? Podría, pero no. Sus creadoras y factótums, Kate Micucci (regular en Raising Hope y con apariciones en Cómo conocí a vuestra madre, Weeds, Bored to death o Big Bang, entre muchas otras) y Riki Lindhome (esporádica en Las chicas Gilmore o Iluminada y episódica desde Buffy hasta New girl pasando por House, Big bang o Héroes), la vendieron en su momento como "Glee con chistes sobre pollas". Vista la primera temporada, el meollo va mucho más allá: lo describiría como una respuesta femenina a Los Conchords, con un tono más deslenguado y políticamente incorrecto, hasta a un punto que haría sentir orgulloso al mismísimo Ricky Gervais, más un considerable ingrediente de surrealismo visual (no sólo con los showstoppers musicales) en la línea de Seth McFarlane y, por supuesto, el absurdo situacional de las comedias de cable (y Community, una genialidad fuera de sitio).

Garfunkel and OatesLa clave básica de la eficacia de este humor, importado directamente del microformato de YouTube, consiste en el desternillante contraste que produce ver a dos chicas de apariencia tan adorable e inocente cantar, a ritmo de ukelele, sobre la marihuana medicinal, lo petulantes que son las mujeres embarazadas o la regla según la cual si algo existe, habrá una versión porno de ello. Hasta se atreven a dejarse timar por un niño con una enfermedad terminal en silla de ruedas que se aprovecha de los tabús sociales para llevar a cabo sus planes maestros. Naturalmente, en un contexto apropiado que sólo la televisión por cable, exenta de los tentáculos más asfixiantes de una censura decimonónica, se puede permitir. Por si fuese poco, hasta se deja ver en un episodio la más clara y obvia influencia del dúo: el grandioso Weird Al Yankovic.

La temporada, pese a su brevedad (ocho episodios, algo habitual para un comedia de cable), pierde algo de fuelle hacia sus últimos episodios, cuando el formato tiene que superar la mera sucesión, bien hilvanada, de situaciones cómicas y musicales, y ganar algo más de empaque para lograr una continuidad más sólida, con tramas un tanto más serias aunque, naturalmente, explotando su anverso cómico. Pero estas chicas tienen cuerda para rato (llevan ya unos cuantos años en Internet), y por ende, humor a borbotones.

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