EL CONSUMO AUDIOVISUAL DEL FUTURO: REFLEXIONES E INTERROGANTES

At the moviesA principios de este mes, dos artículos en medios de envergadura, uno generalista y otro especializado en entretenimiento, uno de un creador y otro de un periodista, expresaban impresiones y augurios en direcciones opuestas acerca del futuro de la industria audiovisual y sus hábitos de consumo, si bien centrándose en medios diferentes, que suponen a su vez procesos industriales diferentes pese a un número creciente de puntos en común. Mientras Darren Franich se atreve a preconizar en Entertainment Weekly la muerte del medio televisivo, tal y como lo conocemos a día de hoy, Christopher Nolan en cambio refuta enérgicamente, en su artículo de opinión en el Wall Street Journal, el pesimismo en torno al futuro de la exhibición cinematográfica convencional.

Community 5x13: Basic SandwichCine y televisión, dos medios originalmente antagónicos, que a partir de cierta madurez del más joven empezaron a realimentarse y mimetizarse mutuamente, y que llegados al escenario actual, con el gigante de Internet como emperador supremo, no les quedará otra que entenderse. Para Franich, el rescate in extremis de Community por parte de Yahoo Screen, nueva plataforma de distribución en de contenidos en streaming, siguiendo la estela de Netflix, Hulu y Amazon, es la gota que colma el vaso de una tendencia que ha llevado al medio televisivo a un estado, afirma, postapocalíptico, en el cual la televisión ya no se consume en el televisor: DVDs, descargas, servicios premium de las cadenas,... una tónica evolutiva imparable del consumo televisivo a la que la industria se tuvo que rendir, tarde o temprano, y ahí tenemos a Netflix con sus joyas de la corona (House of cards y Orange is the new black) bien colocadas en las nominaciones a los Emmy.

Christopher NolanEn el otro costado encontramos al nuevo Rey Midas cinematográfico, Christopher Nolan, que en su privilegiada posición de beneplácito de industria, público y crítica, para apaciguar las sombras negativas que en tiempo de crisis económica global y de multiplicidad exponencial de medios de difusión y modos de expresión (fruto de las autopistas de la información) se ciernen sobre el futuro de la exhibición cinematográfica. Forjado en la escena independiente y pronto fagocitado por una industria de la que no tardó en hacerse amo y señor, se nota claramente lo cómodo y feliz que se siente en su estatus actual pues, de hecho, apuesta por un protagonismo aún más reforzado de los blockbusters y superproducciones en un nuevo escenario de optimización tecnológica de la experiencia en salas, la cual siempre estará por encima, afirma, del consumo doméstico. Por si fuese poco, parece querer cargarse de un plumazo esta nueva realidad sociológica del consumo cultural, en que la frontera entre creadores y audiencia se vuelve cada vez más difusa e indefinida, reivindicando el rol tradicional y clásico del creador por encima del fandom activo y “replicante” de la obra de dichos creador.

Twitter TelevisionLo que sí se puede deducir de ambos textos, primeramente antagónicos, es la sustitución, sin retorno, del contenido por la experiencia en el núcleo de las industrias creativas. En cuanto al cine, se evidencia cada vez más el peso decisivo de la vivencia colectiva y simultánea, realidad en la cual nació el medio, y la cual lo hace y hará siempre único, capaz de sobrevivir a cuanta innovación tecnológica, competencia o evolución sociológica se le ponga por delante. Y es en el perfeccionamiento de dicha experiencia donde Nolan encuentra el futuro óptimo para el cine. En la televisión, en cambio, el peso de la experiencia ha tenido casi un efecto contrario. La evolución de la vivencia televisiva se ha basado en la expansión de sus propias fronteras, en la ampliación de medios, en la ruptura de moldes, lo que ha redundado en el hecho de que el cauce original, la emisión programada y simultánea, originalmente capaz de convertir cada sala de estar en un microcine, tiene ahora un papel progresivamente secundario en el conjunto del fenómeno.

Esto ocurre porque dicha experiencia simultánea y colectiva en la televisión se vuelve altamente difusa y multipolar: lejos de concentrarse en espacios físicos concretos, se encuentra dispersa (y, lo que es más importante, ampliada) a través de esa amplia red que es Internet, la mayor revolución comunicativa de la Edad Contemporánea, y sus crecientes espacios participativos, cuya extensión última tiende a infinito. En ambos casos, esta “era de la experiencia” reposa sobre un mismo concepto de base: la centralidad y primacía del público, del receptor, en el proceso comunicativo y de transformación cultural.

Perdidos (Lost): Series finaleAl infinito sí que puede extenderse este debate, de naturaleza multidisciplinar y con cientos de voces diferentes susceptibles de entrar. Por ello, me gustaría cerrarlo con un gran interrogante, el de una hipotética realimentación total entre ambos medios (cine y televisión), sus esquemas y sus espacios, bajo este telón de fondo... aunque ello pueda suponer su desnaturalización final. O hablando más concretamente, ¿podrá la experiencia de las salas reforzar como nunca antes el factor de evento de cada entrega de una serie “televisiva”, en la era del streaming y los maratones de visionado (el final de Perdidos puede que haya abierto el camino)? Y a su vez, ¿importará el cine todas de la ley las grandes posibilidades de extensión y multiplicación de las redes sociales que caracterizan al consumo audiovisual moderno, como una estrategia de atracción y aumento de la experiencia, aunque ello suponga abrir el relato a la expansión externa como nunca antes el cine ha hecho?

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