EL NÁUFRAGO SIN NOMBRE - 'CUANDO TODO ESTÁ PERDIDO', de J.C. Chandor

Cuando todo está perdido (2013) de J.C. ChandorCUANDO TODO ESTÁ PERDIDO - All is lost (2013) de J.C. Chandor

La naturaleza hace acto de presencia cuando invocamos su carácter indomable sobreviniendo los peligros de vivir a la deriva, expuestos a sentir las inclemencias de su lenguaje. Robert Redford ya había sentido la libertad del espíritu robinsoniano en la excelente Las aventuras de Jeremiah Johnson de Sydney Pollack, donde encarnaba a un fugitivo que buscaba la soledad atravesando las montañas rocosas e intentando establecer su nido alejado de toda civilización. En la paisajística cinta de Pollack el influjo ecologista y el tono naturista cohabitaban con el western crepuscular llevando a cabo una historia radicalizada en los agrestes y nevados parajes norteamericanos, en la que Redford se erigía como claro símbolo del superviviente. Ahora, en la recomendable Cuando todo está perdido, el veterano actor funde gran parte de sus ideologías y obsesiones como cineasta con la profesionalidad de una vieja gloria que asume, a sus casi ochenta años, un papel muy físico, exclusivamente frente a la cámara.

Cuando todo está perdido (2013) de J.C. ChandorAunque quisiera alejarme de las comparaciones, Cuando todo está perdido comparte claras similitudes con la laureada Gravity. Ambas parten de un mismo centro narratológico, la odisea de un persona perdida en la inmensidad de un espacio natural, y las dos prestan atención a las consecuencias del naufragio, bien sea en el espacio exterior o en pleno Océano indico. Pero a pesar de sentir admiración por el trabajo técnico de Alfonso Cuarón, tengo que decir que Chandor consigue, con mucho menos, una experiencia bastante más real e inmersiva que la vista en Gravity. En un principio, Chandor logra llevar al extremo el concepto minimalista de su historia, contando con la única presencia de Redford evitando así apariciones decorativas (la de Clooney estorbaba la sensación de aislamiento del personaje de Sandra Bullock), subrayando la fragilidad existencial,  tanto en forma como en resultados, rodando una película casi muda, si acaso alguna palabra suelta y un prólogo, puede que no del todo eficiente, como meras armas textuales. Por esto y otros aciertos, Cuando todo está perdido asume su condición extrema de aventura hiperrealista sin refuerzos digitales, o amenazas externas, que claudiquen a la épica invasiva. Es una obra fuertemente sensorial que interesa en la vorágine del contorno global puro del náufrago, del cual no sabemos nada, ni los vínculos emocionales ni el pasado anterior a su odisea, refiriéndose a él como nuestro hombre. Podría venir incluso del futuro, borrando todo tipo de contexto temporal. Un navegante anónimo que sabe defenderse de los peligros del mar pero robado de vida privada, o recuerdos sentimentales.

Sobre el guión es una película arriesgada, valiente, no sujeta a las disciplinas narrativas convencionales: nada de flashbacks explicativos o de voces en off, sólo el silencio como arma principal y diégesis expresiva del relato. Contiene desde luego atributos capaces de generar per se emoción sin cargar las tintas en el espectáculo desbordante, por ejemplo, la maravillosa y adecuada banda sonora de Alex Ebert, reciente ganador del Globo de Oro e incomprensible ausente en las nominaciones a los Oscar, o el cuidado diseño de sonido. La música de Ebert funciona como contrapunto cinético, arañando los estados anímicos de Redford, evitando sobreponerse a las imágenes, ceñida al lenguaje visual sin destacar por encima de sus posibilidades. Es esta una música enormemente expresiva, minimalista, contenida, que alterna sonidos ambientales con hermosas melodías de aires morriconianos, el uso del silbido, o hábil instrumentación acústica. Además Ebert compone una canción, Amen, que sirve de motor alegórico a la intencionalidad mística de Chandor.

Lo admirable de Cuando todo está perdido es su carácter invisible, donde no parece que exista un mensaje específico, aún con esas, se intuye un innatismo del cuerpo como continente que se resiste a morir, una idea de la carne inducida por el entorno, de un libre primitivismo del que aprender a valorar la vida. Sin remarcar el lado creacionista o religioso, Chandor indaga en las perseverantes formas del animal acorralado, que lucha solo ante el peligro. Interesantes los momentos de amenazas, que sabemos pueden aparecer, como los tiburones que acechan el bote, sin que los peligros sean finalmente reales. Esclarecedoras las miradas azules, a pesar de las numerosas operaciones estéticas del actor, ausentes, perdidas, o las tristes miradas que inducen sus pensamientos, fantástica la escena donde siente la lluvia en su piel, o el plano de la mirada de Redford desde el bote salvavidas cuando ve como se hunde el barco. Lo que queda es el carisma de una vaca sagrada del Hollywood antiguo batallando para no ceder a la complacencia que conlleva su nombre, el tormento individual metáfora del pasado finito de un cineasta con mucho que ofrecer, del cual Chandor, un director a tener presente, ha sabido aprovechar para experimentar un lenguaje de mínimas expresiones que sin la ayuda de una estrella así lo mismo nunca hubiera existido.

Ficha técnica

2 comentarios en «EL NÁUFRAGO SIN NOMBRE - 'CUANDO TODO ESTÁ PERDIDO', de J.C. Chandor»

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