ÁLEX DE LA IGLESIA: “EN ESPAÑA TENEMOS MUCHA CULTURA VISUAL, QUE ES TAN RESPETABLE O MÁS QUE LA LITERARIA”

III FESTIVAL DE SERIES DE MADRID – Entrevista, discurso y coloquio con ÁLEX DE LA IGLESIA

Álex de la Iglesia y Robert Kirkman. Dos representantes capitales de la ficción de (sub)género a cada lado del Atlántico. Uno, desde la comedia negra y la parodia mayormente, y otro, desde el drama y el terror post-apocalípticos. Uno desde el cine y otro desde el cómic, con posteriores incursiones en televisión, aunque de desiguales resultados. Dos pesos pesados, literalmente, para dar el pistoletazo de salida a una nueva edición, ya tercera, de este festival, organizado por Canal + en la capital española, con vocación eminentemente promocional.

El gran invitado de este año no estuvo de cuerpo presente, sino vía videoconferencia. Nada menos la mente en la que nació el universo The walking dead y, como debe de ser, uno de los hombres clave en su controvertida pero exitosa adaptación televisiva, que en el estreno de su segunda temporada batió, con amplia diferencia, todos los registros de audiencia en televisión por cable habidos y por haber. Pero realmente nuestro interés estaba en su interlocutor, idóneamente asignado, uno de los mayores referentes del cine en nuestro país y de la revisión de los géneros y sus arquetipos a nivel global, el hombre que podía haber cambiado de una vez por todas el decadente panorama de la industria fílmica española pero no le dejaron. Y de quien, por cierto, nos enteramos in situ de que ha finalizado el montaje de su nueva película, La chispa de la vida, un nuevo giro al género de comedia con José Mota y Salma Hayek de protagonistas.

Un hombre de cine que de seguro podría aportar grandes ideas y realizar grandes logros en la ficción seriada; su única incursión hasta el momento, Plutón BRB Nero, era extravagante como ella sola, pero al fin y al cabo, algo nunca visto hasta entonces en la España catódica. Precisamente esa era la cuestión con la que empezamos la breve entrevista que le hicimos en los instantes previos al evento de inauguración. Para explicar los obstáculos de sus proyectos televisivos en la nevera, nos habló del rancio y encorsetado panorama catódico español, de la necesidad de un mayor riesgo y de la búsqueda de innovación, y de la existencia de un amplio nicho de público en España que haría esto último posible, rentable y fructífero, y que “las series que triunfan son las mejor hechas”. Como guinda, nos comentó sus últimos visionados, tanto de series recientes como de clásicos imprescindibles de la última década, esas asignaturas pendientes que todos tenemos y a veces no nos da llegado el momento de degustar.

Básicamente esas declaraciones acabaron revelándose como una versión muy escueta y resumida del afilado, valiente y decidido discurso que pronunció públicamente durante el evento. Justo después de su coloquio con Robert Kirkman, en el que el creador estadounidense habló de cuestiones muy variadas relacionadas con la serie, como sus influencias inmediatas y susceptibles de comparación (Soy leyenda o el universo de George A. Romero), la contraproducente comparativa con The road (de discurso diferente, y además, publicada con posterioridad a los primeras entregas del cómic) su fuerte implicación y entusiasmo en la serie, la marcha de Darabont (sobre la que se mojó demasiado), la polémica representación de las mujeres (debate algo caduco tras la patente evolución de Andrea) o la sempiterna confrontación de original y adaptación, con temas como los eternos obstáculos en la representación del sexo, que no ocurre con la violencia, o la sustitución, en la adaptación, de la ironía del original para potenciar la sensación de esperanza.

En cuanto a aquel discurso, de escucha obligada, argumentó la supremacía en cuanto a calidad y admiración de las series sobre el cine en la liga del mainstream (y lo dice un autodenominado “hombre de cine”) arremetiendo contra las manos que mueven la industria cinematográfica de masas, que han conducido al acartonamiento y repetitividad de las propuestas, encorsetadas en los valores más rancios y el nulo atrevimiento, acompañado de una paralela idiotización y “ovejización” del público (al que precisamente equipara con los zombis de Kirkman), que a pocos, y progresivamente, ha sabido reaccionar y encontrar la salida de lo interesante a través de Internet. Una recurrente referencia que le sirvió también para apuntillar con maestría: “¿No vivís rodeados de zombies? ¿No créeis que sería mejor que nos enfrentásemos a ellos? ¿No echáis de menos una escopeta recortada?”. Aquí os dejo el audio íntegro del discurso. En serio: no tiene desperdicio.

En el sucesivo turno de preguntas del público, regresó a los mismos puntos de la entrevista y el discurso. Definió su proyecto de serie por ahora tapado, titulado Kramer, como un relato noir a caballo entre Mad Men y Los Soprano. Recalcó problemas endémicos de la producción española, como la excesiva duración de los episodios, la falta de preproducción y maduración (lo que, por supuesto, redunda negativamente en el resultado), y destacó la miniserie de Canal + Crematorio como excepción y ejemplo a seguir. Incidió también en asuntos ya más de base, y a nivel global, como la pérdida de la esencia sádica de los cuentos tradicionales, con la factoría Disney como primer y gran responsable; y que el sadismo mismo es divertido y sano en cine y televisión, que para eso están, entre otras cosas. Defendió que siempre se puede innovar, aunque, como bien especificó, se necesita pasar por ese gran esfuerzo que supone llevar un proyecto hasta el final: “un guión no es bueno cuando se escribe, sino cuando se proyecta”.

Una vez más, arremetió contra las manos que mecen las industrias culturales en España, de cómo usan públicamente la supuesta avaricia de los creadores como tapadera de todo el corrupto entramado que hay detrás, de esa falacia que dicta que el público tiene lo que quiere (que hábilmente equiparó al bipartidismo en la política), y de cómo se educó al público español hacia las series aquí producidas, del corte más tradicionalista y estereotipado (menciona Médico de familia o Los Serrano), mientras que en ningún momento se hizo lo mismo con respecto al cine nacional. En este punto volvió a clamar a favor de Internet, necesaria y lógica vía de escape del espectador mínimamente curioso, y de nuevo lo perfiló como una gran y fundamental oportunidad, con las webseries como referencia. Sugirió, por último, la posibilidad de crear en la TDT canales temáticos centrados en las series, al igual que ya existen aquellos especializados en cine. Por si no os resulta suficiente, aquí os dejo el video con el acto completo.

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