TRÁFICO DE ESPÍRITUS – DOMINGOS EN SERIE

DOMINGOS EN SERIE – 03/07/2011

Ya no hay excusas, el verano ha llegado con todas las de la ley. Y echando la vista atrás al pasado agosto, tan fructífero para esta web, recuperamos esa sección inaugurada a propósito de nuestras 200 entradas, Domingos en Serie, aquel contenedor de reseñas de las series veraniegas. Con el mono de nuevo activado, renovamos el cartel con una estética más permanente, con personalidad propia al margen de sus componentes de turno. De nuevo, una representante de HBO, True Blood (me reitero: serie veraniega por excelencia) y otra de Showtime, Weeds, que este año ha llegado puntual tras haberse demorado el pasado verano. Por no variar, mantendremos el nombre de la sección con la misma inexactitud, puesto que, como sabéis, las andanzas de la tribu Botwin se emiten en lunes. Eso nos deja con que la mitad de esta sección no se emite en domingo, pero sólo por ahora, puesto que muy pronto entrará en juego la representante de Breaking Bad (que nos dejó huérfanos de Rubicon y Mad Men, las grandes delicias del pasado estío), y puede que también Falling Skies, una gran promesa cuyo “período de tanteo” inicial se está empezando a dilatar demasiado (razón de que no la hayamos comentado todavía), pero que en la próxima entrega llegará un punto crítico: o entra entonces o quedará fuera para siempre (no literalmente, pero puede).

Esta repesca abrazará la esencia de la idea original, que consistía realmente en breves reseñas de los capítulos de la semana, pero las grandes temporadas de Mad Men y Rubicon (única, en su caso), así como la recta final de True Blood, tuvieron tanta chicha que no pude evitar profundizar en el análisis. Pero son días de calor, playa, relajación y holgazanería, y de momento, las series que llevamos se muestran bastante informales, cada una a su genuina manera. Además, la síntesis suele ser siempre virtud. Por tanto, se intentará, básicamente, una versión más compacta, redactada y extendida de esos comentarios en Twitter que casi nunca puedo evitar lanzar tras el visionado de cada nueva entrega de las series que sigo con mayor o menor fervor, y no sólo en verano, sino siempre.

La entrega de True Blood cura de una season premiere que no sació tanto como debería, mientras que la de Weeds, también con “síndrome premiere”, lo encauzó de un modo inesperado, como tantas veces ocurre con esta veterana, y recuperó de algún modo el espíritu particularmente cómico de sus orígenes, mientras que sigue cimentando una temporada que cada vez pinta menos definitiva.

True Blood 4×02: You smell like dinner

Con este título tan “apetitoso” y autocómplice se nos presento un segundo episodio que algunos privilegiados pudieron ver en primicia, a través de HBO on Demand, un servicio paralelo del canal que contempla, alguna que otra vez, visionados exclusivos de capítulos venideros, tal como ocurrió con una entrega de Juego de Tronos. Tras un primer capítulo no precisamente flojo, pero quizás sí algo menos cañero de lo que nos tienen acostumbrados, en este la serie vuelve por todos sus fueros, con esos bruscos giros argumentales, sorprendentes revelaciones y mayores dosis de sexo y carnaza, que se echaron en falta la semana anterior.

Una entrega, en general, muy poco Sookie-céntrica, aprovechando que se pone al día tras “un año” ausente. Mientras el relato de las hadas sigue en la nevera, la trama de la brujería despega a fondo, mucho antes de lo esperado, y con el nuevo villano de temporada a la vista, eso sí, bastante insospechado. Asimismo, se explican las conexiones de este arco, por ahora, el más céntrico, con la figura de Bill, resultando finalmente de este nexo Eric más anulado que nunca, hasta un punto que todavía desconocemos. Los fines del señor Compton, el personaje de motivaciones más cambiantes, vuelven a parecer no tan interesados ni malignos, como sí lo son aquellos quienes de hecho mueven sus hilos, la “cívica” American Vampire League, hasta ahora eminentemente secundaria, y que por fin revela sus planes de acabar, sea como sea, con la tradicional jerarquía y organización de los chupasangres. Jessica se decide a dar rienda suelta a su naturaleza más voraz, con Pam de mentora (maligna) y Sookie de fallida hermana mayor, mientras el buenazo de su chico se queda en casa tras su enésimo cabreo.

El pobre de Jason no da aprendido que quien juega con fuego se acaba quemando, aunque lo haga con toda la buena intención del mundo, y corre más peligro que nunca. Tara vuelve a Bon Temps a reencontrarse con su amiguísima Sookie, y al final acaba con su primo Lafayette (confirmado como bomba nigromántica con patas) y su consorte presenciando, pese a su fuerte escepticismo inicial, esa explosión de brujería que deja aniquilado por dentro a Eric (que acude por encargo de Bill). Sam no se da (re)encontrado del todo ni a la de tres, ni siquiera estando entre los de su especie, o más bien, sus posibles parejas no se dan adaptadas a él. La “semilla del diablo” sigue sin aparecer más que en pequeñas dosis, genuinamente cómicas. Y dosis más literales, esas con las que sigue teniendo grandes problemas el vulnerable Andy, con proyección de acabar fatal. Esperamos acontecimientos.

Por cierto, ya sea como efecto del adelanto (aunque HBO on Demand sea un servicio paralelo, que no disfrutan la totalidad de suscriptores del canal), o de cierta tibieza de la premiere, las cifras de audiencia de este episodio pegaron un gran bajón de audiencias con respecto a aquella, que tuvo grandes resultados. Los datos de la próxima entrega nos harán saber si se trata de un caso aislado o de una tónica preocupante, por mucho que sea un canal premium y que los números no sean tan fatídicos como en las generalistas o el cable básico.

De propina, una promo del próximo capítulo, que se intuye frenético y jugoso.


Weeds 7×02: From trauma cometh something

Tres años de brecha son muchos como para quedar satisfechos una semana entera con lo poco que tuvieron tiempo a contarnos en una season premiere a un buen nivel. Como buena hierba, plantó las semillas, y ahora esperábamos ver los primeros brotes, pero en cambio, se trataba más de una sesión de regadío. Y con esto sí nos llega para aguantar una semana. Nancy no para quieta en un lugar en el que nadie duda que pasará dos telediarios, en algún sentido u otro. Un lugar en el que se presenta el equipo de los chicos al completo, directos desde el viejo continente, aunque sólo Shane y Andy actúan sin egoísmo y se toman su tiempo, trabajando las “relaciones públicas” y tejiendo alguna que otra amistad peligrosa en ese hábitat de viudas negras y bandidas letales. Se comienza a gestar un plan de liberación individual (al margen de la interesada) que puede acabar en un caótico y nefasto complot carcelario en plena jungla urbana.

Mientras tanto, los otros dos se echan a la ciudad con unos planes nada improvisados. La que parece que será la trama estacional de Silas, sus aventuras como modelo en la meca estadounidense de la moda y el arte publicitario, de éxito incierto, bien podría pasar por un crossover o spin off camuflado de otra gran joya de la casa, Californication, aunque más bien sería su Entourage particular: ojo, puede salir oro de aquí. Así como el reencuentro de Doug con un viejo amigo se puede sacar auténtico petróleo, en cuanto la perforación dé con un tranvía sin frenos llamado Nancy, y todo está abocado a que así ocurra.

La conexión soviética de Lady Botwin llevará definitivamente el tráfico a otro nivel. Al mismo tiempo, Nancy no perderá las oportunidades de darle cañita al cuerpo con el contacto de turno, como sugieren en el fugaz adelanto al final de episodio: estaba claro que su cruce de acera no era definitivo ni excluyente. Pero como ya sabemos de todas las veces que el negocio haya podido diversificarse, acaba reduciéndose siempre a lo mismo, ya que para algo lleva la serie la hierba hasta en el mismo título.

Una hierba que precisamente se la acaba jugando a nuestra protagonista, cuando comete el desliz, la imprudencia o simplemente la cana al aire (literalmente) de saltar la delicada pero sagrada frontera ente traficante y consumidora, algo, curiosamente, rematadamente esporádico para cuanto podría suceder en esta serie. Y sí, se ha metido en un lío. ¿Rehabilitación? No nos hagan reír. Por cierto, por ahora no se ha sabido más del pequeño Stevie, el (supuesto) gran objetivo de la protagonista.

El “síndrome premiere” también le ha afectado seriamente a sus audiencias, que han caído casi la mitad. Y en cuanto a la promo del próximo, la habréis visto al final del episodio, pero bueno, nunca sobra dejar pistas para rezagados.


Pues esto ha sido todo por hoy. La semana que viene, más y (esperemos que) mejor, y puede que tengamos ya una tercera en discordia (o no).

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