SPIELBERG MOVIE – ‘PAUL’, de Greg Mottola

PAUL (2011) de Greg Mottola

Prueba superada para el tándem Simon Pegg-Nick Frost, que estaban ante el gran reto de independizarse de un cineasta de la talla de Edgar Wright, junto a quien partieron la pana por partida doble con Zombies party y Arma fatal. La tercera no ha sido la torcida, y les sirve para consolidarse, ya en solitario, como unos auténticos referentes del cine de parodia actual. La clave sigue radicando en lo mismo: reírse de los tópicos y los lugares comunes de códigos, géneros y estilos pero desde el respeto y la admiración, logrando un resultado diametralmente opuesto (para bien) a las deleznables y hastiadas fórmulas del "... como puedas" o de Scary movie y sus inagotables derivados. El nuevo socio de los británicos en la dirección, Greg Mottola (Supersalidos, Adventureland), ha sabido rendir a la considerable altura marcada por Wright, y a su consolidada validez en comedia (forjada en la factoría Apatow) le añade ahora una más que demostrada solvencia en desenfadadas pero intrincadas secuencias de acción, marcando un notable punto de inflexión en su todavía joven trayectoria.

Puede parecer que el título más exacto para esta crítica debería ser Alien movie, pero esta parodia-tributo dedica especial atención al cineasta de Cincinatti (que incluso se marca un cameo vocal) y a su legado en la cultura popular, ya no sólo en su característico acercamiento a los "visitantes", principalmente Encuentros en la tercera fase y E.T., puesto que aparecen clarísimos guiños también a la saga Indiana Jones. La virtud de Paul como homenaje-burla es tal que, de alguna manera, marca un nuevo punto en la evolución de esa tendencia en la ciencia-ficción fílmica iniciada por el propio Spielberg, precisamente a través de su propia caricatura: de una muestra de los alienígenas como exploradores en completo son de paz (Encuentros) y la la amistad más pura e inocente con una de esas criaturas perdidas, con poderes pero todo corazón (E.T.), la figura del extraterreste se presenta en su forma más antropomórfica y se convierte en la sátira de nuestra misma especie. Pasota, fumador, vacilón, grosero, irresponsable,... en la buena línea de ese gran icono televisivo moderno que es el robot Bender (Futurama). La inigualable voz de Seth Rogen facilita mucho el trabajo en este aspecto.

Así y todo, el juego referencial y burlesco se extiende a multitud de niveles. Dentro del mismo universo alien, podemos apreciar fácilmente los arquetipos de los agentes de inteligencia persiguiendo la presencia “foránea”, que a su vez tuvo su propia parodia en Men in black. Al mismo tiempo, el relato toma la forma de una road movie de manual, un subgénero tradicionalmente muy emparentado, en estructura y esencia, con el cine de extraterrestres. Así como los intensos tintes de buddy movie, uno de los núcleos de Arma fatal, de la sempiterna inadaptabilidad de los ingleses en territorio yankee y hasta de clásica comedia romántica de "chico conoce chica", con un sensacional giro de tuerca, en la mejor línea de estos creadores.

Aquí, el universo friki, hipertextual y alusivo se despliega más exuberante, literal y explícito que nunca, con una visita de dos frikazos ingleses a la Comic Con de San Diego (cuya edición anual se estuvo celebrando estos días, vaya coincidencia) y un plan posterior de visitar el Área 51 como detonantes. Igualmente se atreven a incurrir en algún que otro gag "meta", como el extraterrestre del título aconsejándole al propio Spielberg sobre el argumento de E.T.. Su revisión humorística de las buddy movies se centra en esa ineludible faceta, muy evidente y constante, pero siempre se pasa por alto, o se pretende pasar, en este subgénero: su latente y permanente aureola homosexual. La caricaturización de la comedia romántica llega en forma de sátira del fanatismo religioso sureño más profundo, un ingrediente que enriquece el cóctel y le otorga un sabor único. La guinda la pone la diva del cine "alienígena" por excelencia, Sigourney Weaver, en un papel cien por cien (auto)burlesco.

En definitiva, buen sabor de boca en la tercera entrega de parodias a (sub)géneros cinematográficos de Pegg y Frost, la primera con producción, imaginario y localización estadounidense y la primera también sin ese gran cineasta que es Edgar Wright, sin el cual han sabido sobrevivir.

Ficha técnica

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