DARIO MARIANELLI – KNIVES AND BULLETS (AND CANNONS TOO) / BSO de ‘V DE VENDETTA’ (2006) de James McTeigue

RECUERDA, RECUERDA... EL 13 DE FEBRERO

Hoy el público español mira atento a los Goya, en una edición en la que la lista de ganadores y perdedores quedará en un completo segundo plano, tal como nos comentó perfectamente Blanca Paz García en la previa ayer publicada. Los detractores de Internet, y de la era digital en general, acusan a estas herramientas de comunicación y ocio de alienantes, aislacionistas y atontadoras. Pero por mucho que digan, la red es sin duda el escenario donde se librarán las revoluciones sociales y políticas del futuro, incluso ya de este presente que estamos viviendo.

La tiránica Ley Sinde, su conexión con una operación global de la MPAA (descubierta gracias a WikiLeaks), el intento de engatusar a los gurús internautas, la dimisión de Álex de la Iglesia y su condición de outsider y "libertino" en un sector que hasta ahora quería utilizarlo como estandarte, la arremetida contra las redes sociales y la comunidad internauta en general por cabecillas y privilegiados de las industrias culturales, han acabado cristalizando en toda una campaña de boicot contra las obsoletas y despóticas armas de poder de las industrias creativas españolas, y en especial, la Ministra de Cultura y la Academia de Cine, a la que aquella siempre ha permanecido íntimamente ligado.

Un boicot conocido como "Operación Goya" (trending topic mundial en Twitter, el mayor frente de batalla de este previsible conflicto), que comenzó con el saboteo de la web de la Academia y alcnazó su máxima expresión con la manifestación del numeroso colectivo Anonymous ante la alfombra roja dispuesta en la Plaza del Rey,  justo afuera del edificio del Ministerio (comprensible aunque lamentablemente omitida por la retransmisión oficial del evento, de manos de TVE).

Un colectivo de internautas activistas, reclutado de manera viral, que escogió de nuevo como símbolo la máscara de Guy Fawkes, popularizada a nivel mundial por Alan Moore en su aclamada novela gráfica V de Vendetta, así como en su adaptación a la pantalla de la mano de los hermanos Wachowski y su pupilo James McTeigue. Un revolucionario en un sociedad represora y totalitaria en un futuro no tan distante, basado en un revolucionario de un pasado real en una sociedad igualmente tiránica. Pocas secuencias cinematográficas describen mejor el júbilo revolucionario que el final de esta película. Una sensación de triunfo de la justicia, de la fuerza del pueblo unido, de la derrota de la tiranía y el despotismo,... aunque muchos obcecados quisieran ver en ella una oda al terrorismo.

Este momento tan intenso no sería posible sin la fabulosa partitura de Dario Marianelli, uno de los mayores compositores cinematográficos de los últimos años (de hecho, en un par de semanas optará al Oscar de la mano de Cisne negro). El italiano muestra toda su genialidad al adaptar la enérgica Obertura 1812 de Tchaikovsky y conjuntarla con su cosecha propia en el tema que forma parte sine qua non de esa última y fabulosa secuencia de cierre, que os dejamos al final del post (creo que el spoiler alert se sobreentiende).

Os dejamos también el enlace para escuchar la banda sonora de la película en Spotify.

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