GLOBOS DE ORO: LA QUINIELA (cine)

LA VIEJA Y LA NUEVA COMUNICACIÓN

Curiosamente, las dos películas que este año parten con más ventaja a la hora de repartirse el pastel de la temporada de premios versan sobre dos visiones opuestas cronológica y conceptualmente de un mismo gran fenómeno, en el que el propio medio fílmico (y televisivo) está necesariamente incluido: la comunicación. Así, a la hasta ahora triunfadora incontestable del circuito de premios, La red social, le ha salido una fuerte competidora que incluso se ha atrevido a superarle en el número de nominaciones de los primeros grandes galardones de la temporada, El discurso del rey. De la propaganda y la comunicación política más clásica que nos ofrece el film británico a la web 2.0, los social media y la interactividad en el retrato fragmentario y caleidoscópico del Facebook y sus creadores.

Mejor Película (Drama). Consideraciones circunstanciales aparte, toca preguntarse qué modelo de comunicación decidirá condecorar la prensa extranjera de Hollywood, o lo que es lo mismo, por cuál de las dos grandes favoritas comenzará a inclinarse la balanza. ¿Podrá más la ley de la compensación hacia un David Fincher que todavía espera su gran reconocimiento o ese reconocible clasicismo histórico-biográfico de la película de Colin Firth? Vemos que los dos títulos siguen compartiendo aspectos que llevan a cabo de maneras muy diferentes, puesto que ambos se tratan, a su manera, de biopics. Pero, yendo al grano, el número de nominaciones muchas veces se queda en el dato, especialmente en los Globos. Así que, si todo fluye como está previsto, que sería lo más normal, la obra de Fincher y Sorkin se llevará el gato al agua una vez más.

Ojo, al no haber hablado de las otras competidoras no las estoy desmereciendo ni mucho menos, ni siquiera valorando que sean mejores o peores, más que nada porque de algunas ni siquiera he tenido todavía la oportunidad de visionar. Pero las impresiones que nos deja la hasta ahora bastante clara trayectoria de la temporada de premios es que, al igual que la Liga española de fútbol, es cosa de dos, o si me apuran, incluso de uno. A Christopher Nolan todavía no le ha llegado la hora de poner la guinda a su envidiable y todavía joven carrera con un galardón de altura, por mucho que su última película fuese el bombazo de público del pasado año, el título más comentado. Tampoco pinta un terreno propicio para las otras dos nominadas, The Fighter y Cisne negro, aunque buena parte de la crítica se ha rendido a sus pies e incluso las ha antepuesto a las mencionadas favoritas.

Mejor Película (Comedia/Musical). Aquí sí que el panorama pinta despejado, con el viento soplando claramente en una sola dirección, sin demasiado lugar para las dudas. Y esa dirección se llama The Kids are all right. Esta convicción puede parecer excesivamente osada, y más cuando en el mismo apartado contamos con la presencia de la Alicia de Tim Burton. Por si el batacazo de Avatar en los pasados Oscar no basta por sí solo para corroborar que premiar al 3-D no supone ni mucho menos una urgencia para la industria, la sensación generalizada de fiasco que dejó la revisión del clásico de Lewis Carroll (pese a haber arrasado en taquilla) debería allanar sin más dilación el camino del triunfo para la película de Julianne Moore y Annete Benning. Eso, y que el resto de las nominadas se perfilan como apariciones más bien testimoniales. Por otr parte, el triunfo del citado film no debe ser para nada entendido como una obligada cuota indie, sino como la opción más merecedora y coherente sin duda alguna.

Director. Si al ver esta categoría afirmo que se me cae la boca agua, me quedaría corto. Puede que en esa lista de cinco los tres mejores cineastas norteamericanos emergentes en los últimos veinte años (con permiso de Jason Reitman y Wes Anderson). Esta vez no parece que se le vaya a escapar la estatuilla a David Fincher como hace dos años. Si la protagonista de la noche es finalmente El discurso del rey, esta designación no supondrá (no debería) una victoria automática de su realizador, Tom Hooper en este apartado, lo que significa que el cineasta de Denver seguiría llevándose así y todo el reconocimiento individual. En este último caso, incluso es posible que la medalla vaya al cuello de Nolan o Aronofsky.

Guión. Aunque la categoría reina funcione siempre como un condicionante para el resto, sea o no sea finalmente la noche que haga sentirse orgulloso a Mark Zuckerberg, esta estatuilla debería ir a parar de todos modos a ese monstruo del guión que es Aaron Sorkin. El probablemente mejor dialoguista sobre la faz de la tierra no se debería ir de vacío bajo ninguna circunstancia.

Actores. También aquí nos encontramos con un nivel muy bueno, en todas las secciones. En drama, el listón parece demasiado alto para Jesse Eisenberg, al que además poco ayudará la narrativa tan fragmentada y casi coral de su película. Intentando reducir las posibilidades, puede ser el reconocimiento que Colin Firth lleva tanto tiempo esperando o bien el espaldarazo definitivo a la irregular pero meritoria carrera de James Franco. Hay un gran olvidado que es Javier Bardem, con una nueva vuelta de tuerca a su repertorio en Biutiful.

En “el otro” sector, muchas veces difuso (y confuso), la doble aparición de Johnny Depp no tiene porque ser entendida como una carretera al triunfo. Sobre todo porque los dos títulos con los que participa han sido denostados (o al menos, desmerecidos) por la crítica, además de que tampoco existe esta vez ese tópica, manida y a veces efectiva ley de la compensación, puesto que el actor ya tiene en sus manos un Globo de Oro (otorgado hace tres años por Sweeney Todd). Y aunque el peso de la popularidad de Depp sea patente, puede que esta sea el año de los actores jóvenes y Jake Gyllenhaal se haga la foto junto a James Franco.

En la sección de reparto nos encontramos desde clásicos ya más que reconocidos (Michael Douglas, Geoffrey Rush) hasta emergentes con mucha fuerza, como Andrew Garfield o Jeremy Renner, que repite. Pero con todo, nada parece que le vaya arrebatar el galardón al enorme (y maldito) Christian Bale, que en The fighter es capaz de destacar incluso más que el propio protagonista, el por otra parte nada desdeñable Mark Whalberg, también nominado.

Actrices. Sospechosas habituales y otras que asoman la cabeza pidiendo un sitio que se paga a precio de oro. En el drama, si bien la sombra de Nicole Kidman se presenta muy alargada, parte con más ventaja una Natalie Portman que demuestra como la que más que una estrella infantil puede llegar a la madurez sin necesidad de fichas policiales y rehabilitación. Aronofsky le ha servido en bandeja todo un reto interpretativo y la actriz lo ha sabido aprovechar. La musa indie Michelle Williams y el descubrimiento de la temporada, Jennifer Lawrence, cuentan asimismo con opciones.

Las algo más veteranas dan el necesario golpe en la mesa en la sección de Comedia/Musical. Lo cierto es que el galardón se debería repartir ex-aequo entre Annette Benning y Julianne Moore, en cuyo tour de force se sustenta la que parece que será la comedia de la temporada. Pero como hablamos de algo que se sabe francamente improbable, sólo tirar una moneda al aire nos puede ayudar a decantarnos. Quizás ese efecto retroactivo de compensación antes mencionado ponga un peldaño por encima Moore, una de las tradicionalmente (e inmerecidamente) olvidadas de los circuitos de premios, donde no deja de acumular nominaciones.

El duelo entre veteranas y jóvenes está también presente en el apartado de reparto, que se reducirá a un duelo entre la otra gran revelación, Mila Kunis, la sensación de la Mostra de Venecia, y Melissa Leo, que lleva acumulando condecoraciones en las últimas semanas.

Animación. Nunca dejamos de pensar que los títulos de animación deberían competir directamente con los de acción real, a los que muchas veces superan en calidad. El año pasado, Up se coló entre las diez nominadas al Oscar, lo que ya supuso un buen progreso. Y estaba claro que este año la tendencia no iba a cambiar, ya que cualquier hijo de vecino sabe que Toy Story 3 se merendaría sin pestañear a cualquiera de las presentes en las categorías reinas. La enésima joya de Pixar, título del año para no pocos expertos, triunfará sin absolutamente contestación en su sección.

Mejor Película de Habla No Inglesa. Se han olvidado de Bardem como de un perro callejero, así que lo más probable es que hagan lo propio de Biutiful y su creador, el irregular Alejandro González Iñárritu. La estatuilla estará entre la danesa In a better world y el poderío visual de la italiana Yo soy el amor. La presencia española se reduce por tanto en la cuota de co-producción del film de Iñárritu. No pintan nada bien las cosas para También la lluvia de cara a los Oscar, si bien queda eso de afirmar que “nunca se sabe”.

Banda sonora original. Si del Facebook trata el asunto, que es lo que parece, estamos ante una oportunidad histórica de cambiar el chip de este apartado y que electrónica de Trent Reznor y Atticus Ross se imponga a la orquestación épica de Danny Elfman o Hans Zimmer, al romanticismo de Alexandre Desplat o a la fusión étnica de A.R. Rahman, ya premiada hace dos ediciones.

Esto es lo que hay, o más bien, lo que creemos que habrá. Por supuesto, estás invitados a hacer vuestras propias quinielas e impresiones en los comentarios, así como en nuestra página de Facebook (“la red social” se retroalimenta por todos lados y en todo momento). En breve tendréis la quiniela correspondiente a las categorías televisivas, donde Mad Men parece tener por fin un serio competidor.

Lista completa de nominaciones

Seguimiento del circuito de premios (IndieWIRE) 

3 comentarios en «GLOBOS DE ORO: LA QUINIELA (cine)»

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