LA CARA MÁS YANQUI DEL CAMINO DE SANTIAGO – ‘THE WAY’, de Emilio Estévez

THE WAY (2010) de Emilio Estévez

Hay dos ideas que quedan muy claras tras ver The way. La primera es la evidente colaboración de la Xunta de Galicia en la financiación de este proyecto, con el que ha conseguido ayudar al cine y, al mismo tiempo, beneficiarse de él, ya que Emilio Estévez, guionista, productor y director de esta obra, conseguirá con ella arrastrar a más turistas a la aventura que ofrece la senda que lleva al apóstol Santiago.

La segunda es que el director neoyorquino ha tenido, en todo momento, al público norteamericano en la mente mientras escribía el guión. La caracterización de los personajes en busca de la redención, la banda sonora, elaborada con retazos de música muy dispar y, especialmente, la cantidad de tópicos (algunos muy alejados de la realidad) que ofrece esta obra hacen que el espectador local no termine de entrar en la historia.

El detonante que empuja al protagonista a recorrer el norte de España es la muerte de su hijo. Martin Sheen interpreta a Tom Avery, un oculista de California que mantiene una tensa relación con su único hijo, Daniel, interpretado por el propio hijo y director de la película. Daniel basa su vida en vivir experiencias. Como le dice a su padre de camino al aeropuerto, "la vida no se elige, se vive". Tom, por su parte, no acepta su modo de vida. En la experiencia del camino de Santiago, Daniel muere durante una tormenta. Esto hace que Tom vuele a Europa a reconocer su cadáver. Es entonces cuando decide darse una última oportunidad para comprender las inquietudes vitales de Daniel y se lanza a completar el camino en una especie de homenaje a su hijo. En su recorrido conocerá a otros tres peregrinos: un bonachón holandés, un frustrado escritor irlandés y una mujer canadiense con la que su relación hostil da un giro durante los largos paseos hasta Galicia.

Con estos componentes el director de Bobby, trata de mostrar a cuatro personajes que intentan reorientar su vida y que buscan, en los kilómetros que recorren, huir de sus problemas personales. Sin embargo, Estévez no lo logra porque se desvía del camino, se aleja de lo esencial y se entretiene plantando anécdotas en la travesía que no llegan a la intensidad necesaria para emocionar al espectador. Asimismo, la figura del hijo fallecido queda muy subrayada de manera externa (varias apariciones imaginarias de su figura) pero poco de manera más profunda: conocemos lo mismo de él en el minuto 10 de la película que en el final.

No obstante, The Way gana en intensidad al final del trayecto. La llegada a Santiago y la última e inesperada parada nos deja adentrarnos un poco más en el alma de los personajes que se descubren ante el mar.

En la trama se refieren en dos ocasiones al camino como "un largo paseo". Esta descripción es igualmente aplicable a The Way: un largo paseo por las tierras que llevan a Santiago que sólo logrará satisfacer a los que quieran rememorar esta experiencia.

Lee también la entrevista que nuestro compañero Julio C. Piñeiro realizó a Martin Sheen y Emilio Estévez.

2 comentarios en «LA CARA MÁS YANQUI DEL CAMINO DE SANTIAGO – ‘THE WAY’, de Emilio Estévez»

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